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Fútbol / Primera División

El Barça se deja dos puntos ante el fútbol pasional del Espanyol

El defensa brasileño del FC Barcelona Dani Alves se retira del terreno de juego tras ser expulsado con una tarjeta roja durante el partido. | Efe

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Espanyol 0 - 0 F.C. Barcelona


Espanyol: Kameni; Chica, Pareja, Víctor Ruiz, Dídac Vila; Baena, Forlín; Callejón (Ben Sahar, m. 85), Verdú (Iván Alonso, m.78), Luis García; y Osvaldo.

FC Barcelona: Valdés, Alves, Piqué, Milito (Henry, m.57), Puyol, Touré (Keita, m.57), Busquets, Pedro (Ibrahimovic, m.82), Maxwell, Xavi y Messi.

Àrbitro: Undiano Mallenco (Col. Navarro). Mostró cartulina amarilla a Osvaldo (m. 7), Luis García (m. 22), Alves (m.25), Milito (m.32), Baena (m.63) y a Keita (m.82). Expulsó a Alves (m.62), por doble amonestación.


El Barcelona se enredó en el fútbol pasional del Espanyol (0-0) y se dejó dos puntos en el momento culminante de la temporada, en un partido dominado por los locales en el primer tiempo y en el que los de Pep Guardiola jugaron 28 minutos con uno menos por la expulsión de Dani Alves.

Los azulgrana, que encontraron muchos problemas para superar a su rival en el primer tiempo, mejoraron con los cambios introducidos en el segundo tiempo, en especial cuando Xavi jugó un poco más retrasado, pero su fútbol se lastró en el segundo tiempo con la expulsión de Alves.

El Espanyol fue dominador de la situación hasta que le aguantó la gasolina. Con una asfixiante presión en la medular, con Xavi jugando demasiado adelantado, los de Mauricio Pochettino tuvieron cerca la victoria en el primer tiempo, en el que dispusieron de buenas ocasiones para firmar un 'sorpasso' en la Liga, pero el Barça aguantó el temporal, sufriendo mucho.

En la segunda mitad, el Barça mejoró, pero cuando empezaba a acechar la meta de Kameni, se quedó con uno menos y ya no pudo. Al Espanyol le pareció bien la tregua.

En la asignatura emocional, cuando el fútbol es pasional y no técnico, el Barça difícilmente puede salir victorioso, como se demostró en Cornella, en un escenario hostil, frente a un combativo Espanyol, dispuesto a salvar la temporada con una victoria frente al rival ciudadano.

Pochettino puso en juego a un aguerrido equipo. Guardiola se decidió por alinear a Xavi como mediapunta y el Barça se pasó más de media hora sin enterarse de qué iba la copla, con un Espanyol muy intenso y un conjunto azulgrana sin encontrar soluciones.

El mérito de los blanquiazules estribó en su ambición, el demérito del Barça que no encontró ni un sólo jugador que pudiera conducir el balón a la zona de creación con garantías. Xavi estaba demasiado lejos; Milito, demasiado errático y Piqué, demasiado pendiente de la marca del rocoso Osvaldo.

Por eso, en el primer tiempo, el partido siempre se mantuvo en la dinámica que le combino al Espanyol. Desde el primer remate de Osvaldo, en el minuto 5, hasta el último que volvió a protagonizar el delantero blanquiazul y que salvó Víctor Valdés y el poste con una parada antológica al borde del descanso.

La intensidad del Espanyol fue tal, su fútbol fue tan emocional, que desarboló al Barça. Inerme los de Guardiola, sin que Xavi interviniera en juego, con Messi perdido, el Barça recuperó la posesión del balón en los últimos diez minutos del primer tiempo.

Para entonces, Luis García, en un par de jugadas a balón parado, y Baena, en un par de remates cercanos, cercaron la meta del Barça, que no daba ni una a derechas, no acertaba en los pases y sus centrales sufrían en exceso para sacar el balón jugado.

El bagaje de los azulgrana en el primer tiempo fueron sólo un par de llegadas. Un centro de Pedro, que dio en el travesaño (m.9), y un disparo de Maxwell, que hoy jugó muchos minutos de exterior zurdo, en la única jugada trenzada de los azulgrana.

Reaccionó el Barça en la segunda mitad, parecía que los de Guardiola empezaban a emitir señales, sobre todo cuando Guardiola puso en juego a Henry y Keita por Milito y Touré en el minuto 57.

Messi avisó tres minutos después, con su primer remate a puerta, y en el 62 Alves fue expulsado por una entrada sobre Callejón. Se recompuso el Barça, recuperó aire el Espanyol.

Con uno menos, los de Guardiola tuvieron más el balón, pero no profundidad. Lo fiaron todo a una genialidad de Messi, mientras que los blanquiazules no remataron ni una sola vez a puerta y parecieron confirmarse con un empate, seguramente con el anhelo de que, como hace unos años, vuelven a interponerse en el camino de su rival hacia la Liga.

Y es que, como lucía una pancarta en uno de los fondos, para los españolistas el Barça no es un adversario cualquiera: «No sois un rival, sois el enemigo».

A cinco partidos para el final, los azulgrana se han dejado un empate y le quedan dos salidas más antes del final de la temporada (Villarreal y Sevilla). Por primera vez desde el 4 de noviembre pasado, el Barça se quedó sin marcar.

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