El Arsenal, que lucha por la Premier y que acaba de recuperar a su talismán Cesc Fábregas en el medio campo, tendrá que volver a encontrarse en la Liga de Campeones de Europa al Barcelona, el claro favorito a ganar este torneo y el club que ya negó a los «gunners» la Copa de Europa en 2006. Los otros enfrentamientos de cuartos de final son el duelo francés entre Olympique de Lyon y Girondins Burdeos, el apasionante pulso entre Bayern Munich y Manchester United y un choque más desigual sobre el papel entre el Inter y el CSKA. De este último choque saldrá el posible rival del Barça en semifinales con la ventaja de que los culés dispondrán hasta la final de la ventaja de disputar la vuelta como local. Una final en la que por cierto el Barça no ejercerá de local en el Bernabéu después de que el sorteo determinara que jugarán como local el superviviente de las otras eliminatorias.
El veterano Arsene Wenger vuelve a tener a su capitán Cesc fresco tras superar una lesión de ligamentos. Y es que el centrocampista, pretendido por el once azulgrana para la próxima campaña, sigue siendo la pieza más valiosa de los 'gunners' y el objeto de deseo de Joan Laporta.
En el medio centro, el internacional español opera como cerebro pensante del conjunto londinense; motiva al resto de sus compañeros y exhibe cualidades que no son ajenas a su próximo rival de «Champions».
En la «Premier League», el Arsenal vuelve, esta campaña, a tener opciones reales de hacerse con el título, algo que no logra desde el curso 2003-2004, pero el torneo continental sigue siendo la gran asignatura pendiente del técnico francés, que continúa manteniendo una fe ciega en la valía de su jovencísima escuadra.
Pero Wenger no ha atinado realmente en las últimas temporadas a reavivar el palmarés club, que hace apenas unos años era, de forma indiscutible, uno de los claros dominadores del panorama británico, con tres títulos de liga y cinco subcampeonatos entre 1998 y 2005.
Desde entonces, el conjunto ha experimentado una drástica metamorfosis, y deja el timón en el terreno de juego a Cesc, un jugador de apenas 23 años y que se ha convertido en el referente clarísimo de esta formación.
Contraste
Pero aunque la calidad y el juego bonito no se le discute a este equipo, aunque sí, con frecuencia, la efectividad en las metas rivales y su juventud. Además, pesa en esta competición el recuerdo agridulce de haber sucumbido ante los «blaugrana», tutelados entonces por Rijkaard, hace cuatro años en la final de la Champions.
Fue en París el marco donde el sueño de Wenger pudo haberse materializado, pero el Barça impuso su clase para proclamarse campeón de Europa en el 2006 y dejar a los gunners con la miel en los labios.
El planteamiento del entrenador galo no ha variado en exceso desde entonces y Wenger continúa depositando sus anhelos en la combinación de juventud, técnica y calidad. Eso sí, algunos continúan achacando al Arsenal una alarmante falta experiencia para lograr ser más efectivo.
El pasado verano perdió a dos de sus piezas más sólidas: Kolo Touré y Emmanuel Adebayor. Fueron dos pérdidas dolorosas para esta plantilla que, en defensa, sigue contando con los servicios de gente joven pero eficiente como Sagna, Clichy o Gallas. El ruso Arshavin en una de las estrellas en ataque, junto al checo Thomas Rosicky, el inglés Theo Walcott o el danés Nicklas Bendtner.