La estancia de Abel Resino en el banquillo del Atlético de Madrid tiene fecha de caducidad y la derrota que encajó anoche el equipo colchonero en Stamford Bridge precipitará, casi con toda seguridad, la salida del toledano. Ahora sólo resta conocer cuándo la directiva procederá a su destitución. En los círculos más próximos a la directiva del club del Manzanares se habla de Quique Sánchez Flores y también de Luis Aragonés como posibles sustitutos. La prontitud del partido del partido ante el Mallorca (sábado, 18.00 horas) puede frenar la decisión, aunque todo apunta a que el cambio en el banquillo se producirá de inmediato.
En Londres, el Atlético de Madrid empezó bien y pudo adelantarse en el marcador, pero tras encajar el primer tanto del marfileño Kalou (m.41) se vino abajo y mostró la negativa cara de anteriores partidos. El pésimo resultado cosechado ante los blues, unido al empate ante el Apoel y a la derrota en Oporto, han dejado a los madrileños en la última posición de su grupo y sus opciones de clasificarse para los octavos de final parecen remotas. Además, su trayectoria en la Liga no ayuda en nada. El equipo sólo ha ganado uno de los siete partidos que ha disputado y anda enfrascado en el vagón de cola de la clasficación.
Anoche, tras la debacle en Londres, Abel Resino quiso subrayar que sus hombres habían tenido «como mínimo» las mismas ocasiones que su rival y aseguró que no se plantea abandonar porque es «un luchador». El técnico rechazó cualquier posibilidad de abandonar e indicó que él era un «luchador» y que los luchadores nunca abandonan. «Eso es para la gente mediocre. Yo lucharé hasta el final», aseguró. Además, comentó que «ahora lo más fácil es abandonar, hacer comentarios fáciles» pero que «la cara amarga del fútbol es que hay que darle la vuelta. Lo que más me preocupa ahora es recuperar el grupo de cara a competir en la Liga, aunque es cierto que la confianza decrece cuando las cosas no salen».
En el caso de que Abel resista en el banquillo atlético hasta el fin de semana se enfrentaría al peor enemigo posible. Y es que el técnico, que recibiría al Mallorca en un Calderón inflamable, ha perdido los tres encuentros que ha dirigido frente a los baleares durante su carrera. Sólo Osasuna, que ya le sacó los colores el fin de semana pasado, le ha puesto las cosas tan difíciles como el conjunto isleño. El toledano se ha medido en dos ocasiones al cuadro rojillo como preparador del Levante y en ambas regreso a Valencia cabizbajo (3-1, temporada 2006-07 y 3-0 en la primera jornada de la campaña siguiente). Su maleficio bermellón se extendió el curso pasado, cuando viajó a Palma ya como técnico del Atlético y los goles de Aduriz y Castro volvieron a dejarle sin argumentos (2-0).