El Mallorca se retiró al descanso con el mejor arranque de su historia en el bolsillo y, cuarenta y cinco minutos después, abandonó El Molinón con la humillación marcada a fuego en su rostro y la mayor derrota de la temporada en el equipaje. El grupo de Manzano sufrió un cortocircuito inexplicable tras el descanso, al que retiró con la victoria en el zurrón, y en apenas cinco minutos vio cómo el Sporting volteaba el destino. El cuadro de Preciado arrolló a su rival física y anímicamente. La falta de contundencia defensiva y la ausencia de un cerebro en la sala de máquinas por la ubicación de Borja en la derecha, provocó un descosido incomprensible en un equipo que encajó cuatro goles en apenas media hora y al que le sigue costando rentabilizar sus salidas (4-1).
Manzano se olvidó de las cadenas y la escuadra que asomó sobre el tapete de El Molinón era casi una fotocopia de la que arrasó al Valladolid el domingo anterior. El técnico de Bailén tan solo realizó una variación al reforzar la sala de máquinas con Martí como escudero de Mario Suárez, una permuta que tumbó a Borja Valero a la derecha y apartó a Julio Alvarez de los elegidos. Arriba, por primera vez esta temporada a domicilio, situó a dos puntas. La presencia de Víctor y Aduriz en la vanguardia provocó el efecto contrario. El Sporting se adueñó de los mandos de la tarde desde el inicio ante un Mallorca que vivió encerrado en su área durante toda la tarde. Con Borja aislado en una banda, al grupo isleño le costó dominar el balón y se pasó todo el partido achicando agua.
Las mejores ocasiones tuvieron el sello local. Nada más arrancar la cita, Diego Castro le entregó a Josemi una tarjeta de bienvenida a los treinta segundos. El extremo encontró un chollo en la banda derecha de su rival. Por ahí nacieron las primeras oportunidades del Sporting y todos los problemas del Mallorca. La escuadra de Preciado no necesitaba triangular en exceso para abrir la puerta de la zaga isleña. Un balón largo a la espalda de Josemi y ocasión segura.
Golpe directo
Pero cuando más apretaba el Sporting, el Mallorca sacó su directo al mentón de su rival. Gregory se esforzó en proteger un balón para que saliera del campo. Víctor porfió en su empeñó, le arrebató el tesoro y el central francés se vio obligado a agarrar al delantero mallorquín dentro del área en su intento por evitar la tragedia. González González no lo dudó y apuntó su dedo índice al punto de cal. Martí colocó el esférico con mimo, miró a Juan Pablo y dibujó un golpeo exquisito que murió en la red. 0-1 (min. 12). El grupo de Manzano no tenía ni el balón ni el control del choque, pero ganaba.
En el último cuarto de hora, el bloque asturiano provocó una catarata de ocasiones. Barral, De Las Cuevas, volea de Michel, Diego Castro y de nuevo De Las Cuevas probaron los reflejos de Dudu, que actuó con oficio y solvencia en todas esas ocasiones. Del Mallorca, apenas una combinación entre Víctor y Tuni que acabó con un disparo a bocajarro del solleric por encima del larguero. La escuadra de Manzano se retiró a las vestuarios satisfecha por el triunfo, pero con la sensación de haber jugado con fuego durante toda la primera parte y de que se podría quemar tras el descanso si seguía con tanta gasolina en su defensa.
En el segundo acto, como era previsible, el Sporting le dio la vuelta a su destino y empujó al Mallorca al precipicio. La falta de contundencia defensiva, la tibieza a la hora de despejar, sumió al grupo balear en una 'pájara' que le costó la derrota. En apenas cinco minutos, el cuadro de Preciado volteó a su rival. Hizo sangre en cada una de sus aproximaciones y firmó una remontada enorme. Con Borja perdido, Nunes y Ramis enredados y Aduriz y Víctor aislados, el Mallorca dio pena en ese fatídico tramo del partido.
El empate sirvió para provocar la herida. Fue un cambio de orientación de De Las Cuevas a Luis Morán, éste se fue de Ayoze y fusiló, sin ángulo, a un Aouate que incomprensiblemente descuidó su palo (min. 58). Cinco minutos después, Diego Castro se mofó de Nunes, con caño incluido, y le entregó un regalo a De Las Cuevas, que le puso el lazo bajo palos (min. 63). El Sporting seguía a lo suyo. Luis Morán perdonó el 3-1 en un mano a mano ante Aouate que envió a la publicidad. En la otra área, Webó -sustituto de Víctor tras el 2-1- también arrojó a la basura otra ocasión de oro. Pero la rutina del duelo favorecía al grupo local, que comenzó a cavar la fosa balear con un golazo de De Las Cuevas, que dibujó una vaselina perfecta que se coló pese a los esfuerzos de Nunes (min. 68). Manzano retiró a Tuni y Mario para dar entrada a Pezzolano y Julio Alvarez. De nada sirvió. Los recién llegados sólo pudieron contemplar desde la primera fila el 4-1, un tiki-taka entre Luis Morán y Diego Castro que acabó con un pase del primero que remachó Mate Bilic (min. 82) para provocar la derrota más holgada del Mallorca en toda la temporada y aplazar el mejor estreno de la historia.
El Sporting destapó todas las carencias del Mallorca en el segundo tiempo, principalmente en cuanto a la intensidad defensiva. La acción del 2-1 refleja la falta de tensión del grupo bermellón. Diego Castro se llevó el balón entre trompicones sin que ningún defensa, principalmente Nunes, pudiera despejar.
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