José A. Moreno|VALLADOLID
El Valencia se dio ayer un festín goleador en Zorrilla tras ganar 2-4 a un Real Valladolid blando e indolente en defensa que no supo parar la inspiración de Silva, Villa y Mata.
El equipo valencianista salió dinámico y atrevido, pero fue una sensación engañosa. Apostando por la movilidad de sus puntas, el Valladolid gobernó el juego en los primeros minutos, hasta que la calidad de Mata y de Silva desarboló a los locales. Una jugada del primero fue culminada de cabeza por el jugador canario en lo que fue la primera llegada de los levantinos y el primer gol del partido (min. 10). Silva personifica casi todas las virtudes de este Valencia. El solo consiguió desatar el histerismo en toda la zaga vallisoletana.
El Valladolid no aparentó estar cómodo en ningún momento, pero una jugada aislada le otorgó el empate. Fue tras un disparo lejano de Canobbio y un mal despeje de Moyà que aprovechó Nauzet Alemán para remachar el 1-1 (min. 29).
Resultó muy fugaz la alegría vallisoletana, ya que una apertura hacia la derecha de Banega, demasiado suelto, acabó en un gol de Villa a pase de Pablo. El Valencia dio la sensación de jugar frente a un «sparring». Juan Mata se fue solo y batió a Jacobo por debajo de las piernas en un inapelable 1-3 (min. 44). Con este gol concluyó un primer tiempo que fue una pesadilla para los vallisoletanos.
El Valladolid salió acometedor y con ganas en la reanudación. Sin embargo, otra jugada a la contra propició el cuarto del Valencia. Esta vez fue David Villa quien fusiló a Jacobo.
El Valencia levantó el pie del acelerador y Manucho recortó distancias.