Javier Giraldo|BARCELONA
Alrededor de 14.000 personas, según las cifras facilitadas por el Espanyol, participaron ayer en el silencioso desfile en el que se convirtió la capilla ardiente de Dani Jarque, el capitán del equipo blanquiazul, fallecido el pasado sábado en Italia debido a un fallo cardíaco. Desde primera hora de la mañana, el estadio de Cornellá se transformó en un enorme tanatorio coloreado por los símbolos del Espanyol y de un sinfín de símbolos de otros equipos. Todos los clubes de Primera División y la mayoría de Segunda estuvieron representados en el sepelio. Todos expresaron personalmente sus condolencias a la familia de Jarque y a los jugadores del Espanyol, abatidos junto al féretro de su compañero.
Presidentes, entrenadores, jugadores y directivos de todo el fútbol español visitaron Cornellá, la mayoría por vez primera, para trasladar su apoyo al club y a la familia. Florentino Pérez y Joan Laporta, presidentes de los dos gigantes del fútbol español, Real Madrid y Barcelona, respectivamente, estuvieron presentes en el estadio, junto a la familia, encabezando las amplias delegaciones de sus clubes. No fueron los únicos. Paralelos a la procesión de aficionados anónimos, 14.000 a lo largo de las seis horas en las que permaneció abierta la capilla ardiente; acudieron autoridades deportivas, como José Miguel García, vicepresidente del RCD Mallorca que asistió en representación del club bermellón, y políticas, como el presidente de honor del COI, Juan Antonio Samaranch, o el presidente de la Federación, Angel María Villar. También jugadores que compartieron vestuario con Jarque y que ahora visten otra camiseta o se han retirado: Gorka Iraizoz, Torrejón, Beranger, Àngel, Nené, Lacruz o Valdo. Entrenadores fundamentales en la carrera de Jarque -Paco Flores, Ramón Moya, Tintín Márquez, Lotina y Valverde- acudieron en persona a presentar sus condolencias a la familia, un reencuentro con su pasado deportivo que no hubieran querido vivir.
Directivos y empleados del club, atareados en la atención de todos los visitantes, quedaron impresionados por las numerosas muestras de apoyo recibidas, desde la montaña de telegramas a la colección de coronas de flores y la increíble cantidad de visitas. «Es casi imposible enumerar a todos los representantes de clubes, estamos asombrados y conmocionados por la respuesta de la gente», admitían fuentes del club. La explanada de la puerta 21, santuario en memoria de Jarque, quedó tapizada por las velas, los colores, las bufandas y las camisetas, algunas depositadas en persona por futbolistas como Marc Crosas (Celtic) o Sergio Sánchez, ex compañero de Jarque. Al caer de la tarde, el 'mosén' Salvador Sola i Bohigas, párroco del barrio de la Cooperativa de Sant Boi, donde se crió Jarque, ofició el funeral en la intimidad familiar con las notas del coro Mortis Nostrae. Fue el epílogo a una intensa jornada para los jugadores y especialmente para la familia.