F.Fernández
El complejo proceso que debe conducir a la homologación del velódromo del Palma Arena vivió ayer una jornada clave para entender el libro de ruta a seguir. Los responsables de la gestión de la instalación, encabezados por el conseller d'Esports del Govern, Mateu Cañellas, acompañado por el director deportivo del recinto, Joan Llaneras, y su gerente, Marga García, mantuvieron un primer contacto personal con los arquitectos responsables de la obra, Luis y Jaime García-Ruiz, en el que ambas partes mostraron su disposición a la hora de corregir las deficiencias existentes y lograr el visto bueno de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Tras analizar los diferentes puntos de discusión, referentes a las astillas, estructura, ubicación de los listones y los vidrios que rodean la pista, los hermanos García-Ruiz presentaron la documentación que acredita que el arquitecto holandés, responsable del velódromo en sí, se comprometía a entregar una pista homologable, una condición que, para la UCI, no se cumple.
De la misma manera, Luis y Jaime García-Ruiz recordaron a los represenantes del Govern que este tipo de obra lleva consigo un seguro que, en caso extremo, garantiza que el proyecto final se ajuste al contratado.
Por ello, las partes han decidido tomar cartas de manera inmediata, intensificando los contactos con Sander Douma y la propia UCI con la finalidad de que se llegue a un acuerdo entre ellos en el que se identifiquen las irregularidades y, tras ello, se afronte su reparación, siempre bajo las pautas que marca el reglamento del organismo rector del ciclismo mundial.
En el caso de que estos contactos, en los que participará de manea activa Joan Llaneras, no lleguen a buen puerto, se estudiará trasladar el tema a la justicia. Por ello, se apremia a Douma a limar asperezas y unificar posturas con la UCI en lo referente a las deficiencias que frenan su homologación, antes de tener que recurrir al citado seguro y, muy probablemente, a la vía judicial, algo que podría retrasar y complicar más todavía si cabe la delicada tesitura en la que se encuentra la instalación que albergó el Mundial de ciclismo en pista del año 2007.
Un acuerdo entre Sander Douma y la UCI agilizaría el proceso, que en caso de complicarse, supondría tener que sustituir por completo la actual pista, con el consiguiente coste económico y temporal. Una posibilidad que se contempla de manera firme, aunque ayer se sentaron las bases para optar por la negociación como primera opción.