Lluc Alemany
El Mallorca B recuperó ayer la plaza que nunca debió perder en la división de bronce del fútbol español al vencer al Castillo. Un solitario tanto de Truyols, sumado al marcado por Paco Vázquez la semana anterior en tierras canarias, igualó la eliminatoria y el valor doble de los goles a domicilio dio el tan ansiado ascenso a los de Jaume Bauzá.
La juventud del equipo y la ilusión puesta por todos ha sido clave y ha ayudado a distribuir las fuerzas durante una temporada muy larga y en una liguilla de ascenso que ha durado más de lo previsto tras la ocasión perdida ante el Oviedo y la el pase contra el Don Benito.
El campeón de la Tercera Balear se mostró superior al Castillo, y desde el minuto cero acechó la portería de Jonay. En el primer tiempo, los locales dispusieron de claras ocasiones para abrir el marcador. Martí Noceras, en el minuto 21 tuvo la primera oportunidad de poner el partido a su favor con un tiro cruzado que, tras rozarla el portero, salió a córner. Después de esta ocasión, jugadores, cuerpo técnico y afición llegaron a pedir pena máxima hasta en tres ocasiones.
La jugada del partido se produjo en el último minuto de la primera parte, cuando el árbitro pitó falta a favor del Mallorca y Jaime, muy listo, provocó tarjeta amarilla al defensa Manolo, que suponía su expulsión.
Con un jugador menos, los canarios se descolocaron y tuvieron otros errores que, en el minuto 48, se vieron convertidos en gol del Mallorca. Sergio Tejera sacó una falta desde la banda derecha que el defensa manacorí Truyols remató de cabeza para marcar el único tanto en Son Moix. El jugador, que tuvo que ser cambiado en la segunda parte por molestias musculares, ha marcado dos goles en esta fase de ascenso.
La segunda mitad el Castillo notó la inferioridad numérica sobre el terreno de juego y el Mallorca siguió con su monólogo particular. Aún así, las ocasiones no llegaron a materializarse y los últimos minutos fueron difíciles para los locales que notaban la alegría contenida del público y los nervios en el césped.
El pitido final provocó la explosión de alegría contenida durante los últimos años y el adiós a una categoría en la que el Mallorca ha sido muy superior.