A. Orfila / C. Montes de Oca / C. Román
Gregorio Manzano tiene contrato en vigor, pero no puede asegurar que el próximo 13 de julio abrirá su despacho en Son Moix. El entrenador del Mallorca señala a la unión del vestuario como el arma secreta de la reacción final y lamenta comenzar otra vez desde cero...si es que el proyecto 2009-10 está en sus manos. Tras cinco meses de tormento y cuatro de fútbol, el técnico jienense se sincera para este periódico en las vísperas de iniciar las vacaciones más estresantes de su carrera.
-¿Una semana después de haber finalizado la Liga, puede explicar cómo el equipo firmó números de descenso en la primera vuelta y de Champions en la segunda?
-En el aspecto deportivo, varios factores influyen: la llegada de Aouate; los ajustes en el sistema defensivo para taponar la hemorragia; los cambios en los laterales; la nueva demarcación de Jurado... Los primeros resultados favorables de la segunda vuelta sirvieron para fortalecer esa toma de decisiones. El equipo ganó en confianza y el triunfo en Soria supuso el impulso definitivo para pensar que la salvación era posible. En el aspecto institucional, la llegada de Alemany resultó clave para enderezar el rumbo.
-El presidente comentó que trabajó durante mucho tiempo pensando en un futuro en Segunda División. ¿Usted también divisó el destino tan oscuro?
-Cuando llegó Mateo, le dije que la plantilla tenía un potencial mayor al que había mostrado en la primera vuelta. En esa primera parte de la Liga, por ejemplo, no pudimos cerrar marcadores ante Osasuna, Málaga, Recreativo y Athletic en casa, un hecho que sí logramos en la segunda vuelta. Por eso pensaba que, puliendo esos detalles que marcan una temporada, el equipo saldría de ahí abajo. Jamás pensé que descenderíamos a Segunda. Nunca.
-La frustración ha sido constante durante la temporada porque el proyecto inicial no fue el que había firmado. ¿Comenzó la Liga sintiéndose engañado?
-Es cierto que firmé un proyecto de dos años que a los seis meses ya no tenía validez porque se había vendido todo y más. Pero cuando noté que la temporada iba a ser convulsa, fue el día de la presentación, con aquella bronca al presidente. ¿Qué pasa aquí?, me dije. No podemos olvidar aquella noche, aquella presentación y aquella respuesta del público. Hasta tal punto que jugamos el primer partido en casa (ante Osasuna) sin el presidente en el palco. La situación institucional no era normal. Pero tampoco deportivamente. Jamás pensé que pudiera quedarme sin todo el centro del campo (Pereyra, Basinas, Ibagaza y Borja Valero). Por eso se inició la campaña bajo un ambiente enrarecido. Con esa tendencia, parecía que si este año no se arreglaba, nos podríamos ir a Segunda. Y es que han sucedido cosas muy raras. El equipo ha jugado leyendo en los periódicos que había una persona en un bar de un pueblo que decía que era el presidente del Mallorca y que echaría al entrenador. Y eso llegaba al vestuario... En fin, ha sido un año para no recordar, pero también para no olvidar.
-Su relación con Vicenç Grande era próxima y cercana. ¿No le aconsejó que abandonara el cargo?
-Le recomendé que no era la forma más adecuada de seguir.
-¿Fue antes de que comenzara la temporada o durante el curso?
-Una vez iniciada la Liga. Sus problemas empresariales se trasladaron al campo y contagiaron a la afición. Pese a todo, no se merecía finalizar su etapa con una pañolada. Creo que si se hubiera ido antes, hubiese salido como un buen presidente y no con esa sensación de impotencia, de irse de un estadio porque el público no lo quiera. Afortunadamente, la solución que preveía, que era más de lo mismo o peor, no sucedió. Y llegó Alemany, el gran acierto del año.
-¿Alguna vez pensó que no finalizaría la temporada, ya fuera por razones deportivas o porque no se sintiera con fuerzas para seguir?
-Por motivos deportivos, en cualquier momento podía venir alguien y decirme: hasta aquí hemos llegado. Pero nadie me insinuó nada. Es más, hubo semanas en las que Nando y yo teníamos el mando de la nave porque no había ninguna puerta a la que llamar. Nadie a quien acudir. Hice de portavoz, aunque no comprendía esa situación. Creo que merecía saber quién estaba al frente de la nave.
-Aunque no haya pensando en arrojar la toalla, sí que habrá pasado momentos de debilidad.
-Sinceramente, no, porque ha habido un gran lazo de unión entre el cuerpo técnico y el vestuario. Esa es la verdad. El día del Recreativo, les dije a los jugadores que esa experiencia de estar con 13 puntos ya la había vivido en el Rayo Vallecano y que habíamos salido hacia adelante. Y los futbolistas apretaron los dientes. El vestuario ha sido el arma secreta de este éxito final.
-¿Cómo recuerda el día que se confirma la vuelta de Mateo Alemany?
-Jugábamos en Almería el partido de Copa y recuerdo que Joaquín García me comentó que al día siguiente íbamos a tener noticias sobre la llegada de Mateo. Le envíe un mensaje y me confirmó que todo se haría al día siguiente. Su llegada fue una alegría para todos. Por fin había un interlocutor en todos los aspectos que ayudó a crear un buen ambiente. Porque el rendimiento de una plantilla no se basa sólo en la calidad. Jugadores tenía el Betis o el Zaragoza y descendieron. El ambiente es clave en el trabajo.
-Usted también intentó convencerle para que regresara, una labor que excede a la tarea de un entrenador
-El me llamó para venir y yo ahora le dije, 'me debes una y tienes que volver'. Ahora estamos empatados. Le llamé porque existe una relación y porque todas las miradas apuntaban a él. Es una persona a la que le invité a entrar en el autobús. El se subió y afortunadamente esa situación se produjo.
-¿Cuál sería la situación del Mallorca si Alemany no hubiera aceptado?
-No hubiéramos salido, posiblemente. Con aquella dinámica, con una persona con afán de protagonismo, estaríamos en Segunda, en una ley concursal de acreedores y quizás hablando de la viabilidad institucional del Mallorca en los próximos años.
-Da la impresión de que no se siente apreciado o que la afición no valora lo suficiente lo que ha conseguido el Mallorca durante esta temporada
-No, no es así. O no me entienden o es que no me explico bien. Lo que pretendo decir es que el rendimiento deportivo del equipo se tiene que trasladar a una realidad social directa en el campo. Me preguntó por qué el estadio no se llena el último partido para celebrar la permanencia. Ese es mi mensaje. Después de 13 años en Primera, tendríamos que plantearnos si lo que está haciendo el equipo, con todos esos problemas, se merece un mayor reconocimiento.
-¿Se ha planteado adelantar su final de ciclo ante el verano de indefinición institucional que se acecina?
-De momento, no. Ahora debemos descifrar qué planificación deportiva queremos para el año que viene. En todo ese abanico de incertidumbre, entran todas las opiniones y sugerencias posibles: que si el que entra, contará con los que estamos; que si los que estamos ahora querremos continuar con los que entren; si no entra nadie y seguimos con Mateo...Todo es una incógnita. Ahora mismo no he dado ningún paso ni hacia adelante ni hacia atrás. En esa línea estamos.
-En su última rueda de prensa, dijo un par de frases que sonaron a despedida
-No. Lo que dije y lo mantengo es que no voy a aguantar otro año así. Ni voy a estar si no sigue Mateo y viene otro recortando... Lo que dije no iba en contra ni del presidente ni de los consejeros. Lo que no voy a continuar con esa incertidumbre trabajando el año que viene. Lo que dije de la planificación deportiva, es cierto. No hay nada. Entre otras cosas porque el club está intervenido por el Athletic de Bilbao y no podemos fichar. Esto es así y es la realidad que se debe trasladar. Esté Manzano o no, este club está jugando con fuego cada año.
-Este mensaje contrasta con las noticias que emite el club, que asegura estar viviendo por encima de sus posibilidades
-Pues a lo mejor lo que hay que hacer es cambiar la política del club. Y me parece correcto. Pero hay que tener las cosas claras y definir qué proyecto queremos. Y cuando uno se compra un traje de 2'10 y mide 1'80, le queda muy feo. Cada uno debe comprarse el traje en función de lo que mide. Los medios tienen que estar correspondido con los fines. No podemos pretender no gastar, no venir al campo, y después exigirle al equipo que vaya a la Champions y sea campeón de la Copa del Rey.
-Parece evidente que asistimos a la reconstrucción de un nuevo proyecto.
-Pero esto confluye en lo que hemos comentado antes sobre mi renovación. ¿Por qué renuevo yo dos años en el club? Hablo con el presidente y me promete un proyecto a dos años. Pero a los seis meses ya se había vendido a todo lo que había. Y si ahora se habla de un proyecto deportivo y quieren contar con Manzano, se explica. Entonces yo decidiré si me interesa o no. Pero no firmé dos años para empezar otra vez de cero.
-¿Sinceramente, se ve como entrenador del Mallorca la próxima temporada?
-Tengo un contrato en vigor. Pero hay que esperar. Igual Mateo tampoco está. Es que todo está en el aire. El presidente es circunstancial, el entrenador tiene contrato pero desconoce la programación...Mi intención es seguir siempre y cuando haya una programación adecuada a los fines. Creo que es lo más razonable para todos.