El Mallorca iniciará este fin de semanas las vacaciones de verano, aunque muy pocos en el club podrán permitirse el lujo de prescindir del teléfono móvil durante el periodo de asueto. Con la SAD embarcada en el enésimo episodio de su enrevesado proceso de venta, casi todo sigue en el aire. Desde el nombre del nuevo propietario al futuro del técnico, pasando por la confección de una plantilla que se prepara para perder de nuevo a sus columnas más importantes. La semana que viene podría resultar decisiva a la hora de aclarar algunos conceptos, pero da la sensación de que la entidad se enfrenta a otro estío minado de turbulencias.
El tema que más preocupa ahora en Son Moix es la venta de las acciones que controlaba la familia Grande. Más que nada, porque dependiendo de lo que suceda, el Mallorca tomará una u otra dirección. Mateu Alemany, que le ha concedido una prioridad especial al asunto desde que regresó al puente de mando en enero, sigue trabajando al respecto. Y por el momento, la opción más atractiva sigue siendo la planteada por un grupo de empresarios del norte de la Isla. Estos tienen ya en sus manos toda la información relacionada con el estado del club y el de sus cuentas, pero no moverán un solo dedo hasta que la hayan escrutado a fondo. En principio, será a mediados de la semana que viene. A partir de ahí, se abriría un abanico de posibilidades para la sociedad isleña, que ha consumido los últimos doce meses envuelto por los interrogantes.
Las incógnitas deportivas no se despejarán hasta que el Mallorca averigüe hacia dónde camina. Archivado ya el ejercicio 2008-09, a la dirección deportiva se le acomontona el trabajo a medida que se le acorta el margen de maniobra. Si nadie lo remedia, los futbolistas que han jugado a préstamo esta temporada en Son Moix (Scaloni, David Navarro, Cléber Santana y Jurado) volverán a sus clubes de origen, lo que debilitaría de forma notable las prestaciones de la caseta. Además, también hace falta resolver con urgencia los casos de Arango o Moyà. En cuanto al venezolano, la cúpula del club está obligada a decidir si le traspasa o le renueva. Y con respecto al guardameta isleño, arrastra la deuda que contrajo el pasado verano, cuando se frustró su traspaso al Valencia a cambio de una mejora de contrato que no se ha producido.
Más allá de las salidas, el Mallorca necesita reforzarse y es ahí donde reside otro de sus grandes problemas. La dirección deportiva del club ha eleborado ya un informe acerca de las necesidades de la plantilla y tiene sobre la mesa una lista de futbolistas que podrían incrustarse en el nuevo proyecto. Sin embargo, permanece atado de pies y manos a raíz de la denuncia interpuesta por el Athletic ante la Liga por el impago del traspaso de Aritz Aduriz y hasta que no solucione el tema no podrá acometer un solo fichaje.