Toni Colom ya es profeta en su tierra. El ciclista mallorquín fue la estrella de una jornada antológica, en la que su Bunyola natal vibró con una victoria que ya forma parte de la historia de la localidad. En una etapa concebida como tributo al único corredor de la tierra que ha conseguido ganar la ronda mallorquina, el líder del Katusha no defraudó y culminó una gran labor de la escuadra rusa, en especial de un brillante Joan Horrach, para sumar un triunfo histórico y dejar sentenciada la general de una Challenge en la que hoy, salvo imprevistos, repetirá la victoria del ya lejano 2004, después de consumar su tercer triunfo parcial.
El mismo escenario en el que hace diez años arrancaba una brillante carrera como profesional colmaba las aspiraciones de un Colom que quería hacer realidad un sueño. Y lo ha conseguido.
Y eso que las cosas no empezaron bien para los mallorquines en una jornada (Bunyola-Bunyola, 143'3 kilómetros) con cinco cotas de montaña y numerosas emociones por vivir. Camino de s'Esgleieta, Vicenç Reynés (Columbia) sufría una caída -finalmente sin consecuencias- y decía adiós a la Challenge. Antes (kilómetro 2), Paleo (Xacobeo Galicia), Rafael Serrano (Contentpolis) y Bram Schmitz (Van Vliet) iniciaban la aventura del día, condenada al fracaso, ya que desde la salida de Bunyola, el pulso entre Caisse d'Epargne (Rojas) y Katusha (Colom) anticipaba que entre ambos conjuntos iban a jugarse la gloria en la Serra.
Rebasado el Coll de Sa Creu, Jesús Rosendo (Andalucía) se propuso ejercer de puente entre un pelotón a verlas venir y los fugados. En estas, la renta se iba por encima de los cuatro minutos (4:30), mientras Rosendo procedía a la caza del terceto de cabeza, que seguía creyendo en unas opciones que se iban a ir agotando lentamente, con el paso de los kilómetros.
El Caisse d'Epargne perdía facultades con Rojas tocado -se vio afectado por la caída de Reynés- y depositaba sus ilusiones en Fran Pérez. No era argumento suficiente ante un Katusha que pisaba el acelerador. Por delante, Rosendo y Serrano se quedaron solos, con la peligrosa ascensión a Valldemossa en el horizonte.
El kilómetro 112 supuso el final de la escapada, y entonces, el Katusha acabó de imponer su ley. Karpets, Horrach y Pfannberger se vaciaban para reducir el pelotón de referencia a la mínima expresión, pero costaba desprenderse de hombres peligrosos como Chavanel o Pineau. Horrach y Colom fueron los primeros en tantearles en el último descenso entre Deià y Sóller. No fue bien, pero era una advertencia.
Se veía venir el ataque de un Colom que, cuando el asfalto se empinó, no se lo pensó dos veces. Con la complicidad del Katusha, Toni aceleró vertiginosamente y coronaba el Coll de Sóller con 53 segundos sobre sus perseguidores. Fran Pérez y Chavanel intentaban evitar lo inevitable y Colom se dedicaba a paladear un momento imborrable. Los últimos 300 metros fueron un paseo triunfal para el ciclista bunyolí, recibido con todos los honores por su gente. A 56 segundos, Boasson, Pineau y Chavanel agotaban su crédito. Ahora, 147'6 kilómetros le separan de otra gesta para la historia.