Tomás Sánchez Venzelá Un punto... y gracias. Eso fue lo que sumó ayer el Eivissa ante el Sabadell en un partido en el que el equipo rojillo se suicidó al quitar del campo a Raúl Garrido en favor de Pisano cuando el marcador era 2-1 para los rojillos. Quique Yagüe, valiente en su decisión, trató de buscar la puntilla dando entrada al delantero italoalemán, su ojito derecho, que regresó a la disciplina del equipo el pasado sábado después de haber estado buscando una salida del club. Sin embargo el cambio le salió rana al técnico abulense, puesto que los ibicencos perdieron fuerza en el centro del campo y vieron nubladas sus ideas con los consiguientes retoques en la vanguardia, facilitando el empate de un cuadro catalán que marró dos inmejorables ocasiones para llevarse los tres puntos en el tiempo de prolongación.
Tal y como se esperaba, el once de los de Can Misses contó con Àngel Sánchez como punta a pesar de no tratarse de un delantero centro y Pisano comenzó en el banquillo. Raúl Rodríguez regresó a la banda derecha, relegando a De Pablos al banquillo y José Rodríguez saltó al terreno de juego como lateral derecho para reservar a un tocado José García, por lo que el eje de la zaga lo compartieron Joan Castillo y Rial, titular por segunda jornada consecutiva.
El partido arrancó con más nervios de lo esperado, tal y como refleja la tarjeta amarilla que vio Sanz a los 25 segundos de juego por una inocente protesta arbitral. El Eivissa al final obtuvo un empate que le hace seguir en la lucha por evitar el descenso y pudo obtener la victoria aunque también es cierto que pudo perder el partido.