Fernando Fernández |PEKÍN
Esta mañana toca desayunar con Rudy y su equipo. El combinado de Aíto se mide a China en un envite que no tiene color. El grupo de Rudy y compañía es inmensamente superior a un anfitrión que tiene posibilidades remotas de reeditar la sorpresa que su selección femenina selló a costa de Alba y su conjunto. La siempre irregular e imprevisible China se interpone en el camino de los campeones del mundo (10:45, hora española, TVE1) en una cita que sirve de entrenamiento de cara al partido más esperado, el que determinará la clasificación final del grupo y el destino más inmediato de los de Aíto y Estados Unidos (sábado, 16:15 horas), llamados a jugar una final anticipada que marcará en buena manera sus caminos en los cruces.
Lanzada y emitiendo las mejores vibraciones, destilando el aroma a grupo y a equipo ganador que les permitió tocar el cielo de Saitama, España salta de nuevo a la cancha de Wukesong con varias claves en su catálogo de intenciones. Cumplir el expediente, no gastar energías y seguir poniendo en práctica el manual que les llevó a destrozar por instantes a Grecia (81-66) son las premisas a seguir para alcanzar el segundo triunfo y seguir metiendo presión al que denominan Dream Team y todavía no ha conseguido nada.
Y en esta misión, el papel de Rudy Fernández volverá a ser determinante. La capacidad de liderazgo y el brillante estado de forma demostrados a lo largo de la fase de preparación y en el debut en Pekín son las cartas de presentación del futuro exterior de los Blazers, cuyo técnico, Nate McMillan, vigila de manera sigilosa, pero expeditiva a un jugador sobre el que se cimientan los planes de futuro de la franquicia de Portland.
Con los deberes hechos ante Grecia en un estreno plácido a partir del segundo cuarto, ahora aguarda uno de los adversarios más asequibles en este tramo de los Juegos. La China de Yao Ming se ciñe a su techo y a su condición de dócil anfitrión para intentar llegar lo más lejos que se pueda. Frenada la eclosión del fenómeno baloncestístico en China, la ambición y las ganas de agradar en casa son su principal motivación. Así lo demostraron frente a Estados Unidos, a la que tutearon hasta bien entrado el segundo parcial, aunque el físico de los yankees fue demasiado exigente para un equipo que técnicamente mejora a velocidad moderada, pero que todavía está lejos del rigor que la pizarra exige para capear una competición de máximo nivel.
La victoria de España supondría dejar resuelto el pase a los cuartos de final, aunque más allá de ese primer paso, los hombres de Aíto miran más arriba y persiguen arrebatar el primer puesto que casi todos otorgan a Estados Unidos y, de paso, evitarse muchos problemas en el cruce. Rudy volverá a contar con una enorme cuota de protagonismo en uno de esos partidos que le motivan. Hoy alegrará el desayuno.