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Fútbol/Real Mallorca

De Dalmau a Davidson, tres lustros de cambios

El club balear se prepara para recibir a un nuevo propietario por quinta vez en los últimos quince años, desde la conversión del club en SAD, tras pertenecer al doctor mallorquín, al Grupo Zeta, a Bartolomé Cursach y, desde 2004, a Vicenç Grande

C.M.O.
El posible cambio de manos no es una situación nueva en la entidad balear, ya que si prospera el principio de preacuerdo alcanzado ayer entre el grupo inversor británico que lidera Paul Davidson y el actual presidente del Mallorca, Vicenç Grande, sería la quinta vez en los últimos tres lustros, desde 1992, que cambia de propiedad.

El Mallorca ha confirmado que la operación de venta del club está en marcha, a la espera de que «quede formalizado en los próximos días» y se haga efectivo a principios del próximo mes de septiembre.

La entidad rojilla ha alternado sus mayores éxitos deportivos con situaciones complicadas desde el desembarco de la familia Asensio a mediados de la década de los noventa hasta el flamante mandato de Vicenç Grande, que en 2005 se convirtió en el primero en hacer coincidir la figura de máximo accionista con la de presidente.

El Grupo Zeta abrió el carrusel de cambios entrando en la escena mallorquinista en 1995 con la intención de romper el contrato audiovisual que tenían los clubes tanto con la FORTA como con Prisa. Conocedor de la situación, Antonio Asensio delegó en uno de sus hombres de confianza, Bartolomé Beltrán, la responsabilidad de hacerse con el control accionarial del Real Mallorca, que estaba en manos del presidente Miquel Dalmau y un grupo de empresarios.

La obra de la familia Asensio como accionistas mayoritarios culminó con la consecución de la Copa del Rey en junio de 2003, además de una Supercopa de España y la clasificación para disputar la Liga de Campeones, para luego abrir una fase de ampliación de capital en la que el empresario mallorquín Bartolomé Cursach se erigió en el nuevo hombre fuerte del conjunto balear.

Sin embargo, unos meses más tarde, Cursach y su grupo decidieron poner a la venta sus acciones, que fueron asumidas por los propios miembros del Consejo. Vicenç Grande y Miquel Vaquer dieron un salto en el organigrama al aumentar su inversión hasta el 27% del accionariado y el 15% respectivamente, mientras que los demás consejeros no superaban el 10%, aunque la familia Asensio poseía el 20%. El adiós de Mateu Alemany, en junio de 2005, motivó nuevos cambios en la estructura mallorquinista. Grande fue adquiriendo las acciones del resto de consejeros, incluidas las del Grupo Zeta y Francisca March (octubre de 2006) y finalmente las de Miquel Vaquer, hasta aglutinar más de un 93% del capital social a través de una sociedad -Binipuntiró- inmersa en un proceso de concurso voluntario de acreedores (antigua suspensión de pagos).

Precisamente, los problemas económicos de Grande, que presentó un concurso voluntario sobre catorce de sus empresas (Grupo Drac) y de su patrimonio personal con un pasivo de 600 millones de euros, han influido de forma poderosa en su decisión de vender sus acciones.

Si prospera el preacuerdo alcanzado ayer, ésta sería la primera ocasión en que el Mallorca, fundado en 1916, pasa a ser controlado por capital extranjero.

La operación se realiza «con la firme voluntad de mantener y mejorar el posicionamiento de la entidad (el Mallorca) en la élite del fútbol español y europeo», según el comunicado hecho público ayer por el Grupo Drac.

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