Tolo Jaume
El pueblo de Manacor rindió tributo al flamante campeón de Wimbledon para hacerle llegar su reconocimiento. Rafael Nadal recibió ayer el cariño de más de 1.500 de sus vecinos en un acto que tuvo lugar en el Ajuntament de la capital de Llevant y en el que se puso de relieve la admiración como deportista y persona que despierta el número dos del mundo.
Los manacorins desafiaron un calor asfixiante para dar la bienvenida a su mejor embajador, que llegó al consistorio entre una nube de jóvenes intentando hacerse con un autógrafo del tetracampeón de Roland Garros. El dispositivo de la Policía Local permitió abrirse paso al tenista entre la multitud mientras el «We are the champions» resonaba en la Plaça del Convent, donde se repartieron más de 3.000 camisetas conmemorativas y una gran pancarta en la que lucía su fotografía bajo el lema «Enhorabona Rafa, ets el millor impuls per Manacor».
Nadal, que apenas había podido descansar unas horas tras su llegada a la Isla tras una jornada maratoniana, accedió al salón de plenos del consistorio acompañado por el presidente del Govern, Francesc Antich, y el alcalde de Manacor, Antoni Pastor. Los abuelos, tíos y la familia al completo del tenista mallorquín ocuparon la primera fila frente a la corporación municipal.
Nadal y su tío y entrenador Toni recibieron una insignia de oro con el escudo del Ajuntament de Manacor de manos de Pastor. El alcalde y el presidente del Govern coincidieron en señalar la relevancia de la figura de Nadal como embajador de Balears, Mallorca y Manacor y, sobre todo, hicieron hincapié en el «ejemplo» que representa para los jóvenes. Además, Pastor, que recalcó la importancia que tiene la familia en la trayectoria del deportista, cedió su asiento para que el homenajeado realizara su discurso. Nadal agradeció la bienvenida y expresó la felicidad que representa para él ser de las Islas y contar por donde va que es el «mejor lugar del mundo» y en el que quiere vivir siempre.
Tras firmar en el libro del Ajuntament y con los aficionados coreando su nombre, Rafael Nadal salió al balcón para desatar la locura. El tenista se dirigió a los aficionados entre la emoción y la timidez que representaba dirigirse a muchos conocidos y fue ovacionado entre cánticos de campeón. Al final, en su recorrido hacia las nuevas instalaciones del consistorio, no cesó de firmar autógrafos entre el delirio de todos los presentes.