Adrián R.Huber|VIENA
La potente y siempre difícil Alemania será el último obstáculo que deberá rebasar la selección española en su camino hacia la gloria futbolística en la Eurocopa de Austria y Suiza, cuyo desenlace se redactará el próximo domingo, en el estadio Ernst Happel de Viena, escenario de la gran final.
«El fútbol es un deporte en el que juegan once contra once y, al final, siempre gana Alemania». La frase es de Gary Lineker, ex delantero de la selección inglesa y, entre otros, del FC Barcelona, club en el que tuvo como entrenador a Luis Aragonés, el exitoso técnico de la 'Roja', que recordó la citada sentencia poco después de la victoria contra Rusia (3-0), al ser cuestionado acerca del rival en el partido decisivo.
Si la selección española presenta como único bagaje el campeonato de Europa de 1964 -cuando, tras el histórico gol de Marcelino, derrotó a la Unión Soviética (2-1), a las órdenes de José Villalonga- y el subcampeonato de la Eurocopa de Francia -donde cayó ante la anfitriona (2-0), dirigida por Miguel Muñoz-, las aspiraciones del equipo de Luis de lograr el segundo título de su historia pasan por doblegar a una selección en cuyo palmarés figuran tres Mundiales y otras tantas coronas europeas.
El primer gran título de Alemania se consumó en 1954 en uno de los dos países co-organizadores de la Eurocopa'08, Suiza. Tan sólo nueve años después del desastre de la Segunda Guerra Mundial, el equipo que comandaban Fritz Walter y Max Marlock firmó el 'milagro de Berna', al vencer (3-2), en la capital helvética, a la Hungría de Sandor Kocsis -máximo goleador del torneo- y Ferenc Puskas, que años más tarde viviría momentos de gloria en el Real Madrid.
Veinte años después, ante su afición, Alemania derrotó (2-1) en la final, con un equipo que lideraban el 'Kaiser' Franz Beckenbauer y Gerd Mueller -máximo goleador de la historia de su selección, con 68 goles-, a la Holanda de Johann Cruyff, que se ganó el apodo de la «Naranja Mecánica», relacionando su implacable estilo con el título de la violenta película rodada un año antes por Stanley Kubrick.
Y en 1990, en el Mundial de Italia, levantó la Copa Lothar Matthaeus, su plusmarquista en partidos -con un total de 150-, muchos de ellos en los cinco Copas del Mundo que jugó. En Roma, Alemania logró, esta vez con el 'Kaiser' en el banquillo, su tercer título mundial, al vencer por la mínima a Argentina, que la había derrotado (3-2) cuatro años antes, en el Mundial de México'86. Los alemanes perdieron otras dos finales, la de España'82, ante Italia (3-1); y la de Inglaterra'66, por 4-2, tras la prórroga y contra la anfitriona. Y en su brillante palmarés presentan, asimismo, los terceros puestos en los Mundiales de Italia'34, México'70 y en el suyo propio de hace cuatro años.
No son menos impresionantes sus cifras en el torneo continental, en el que el domingo igualarán sus seis finales mundialistas y en el que también pueden presumir de tres títulos. El elenco de estrellas que ha vestido camiseta blanca y pantalón negro es interminable, pero entre otras muchas, la afición española tampoco olvida a Paul Breitner, Guenther Netzer, Rainer Bonhoff, Ulli Stielike o Bodo Illgner, que jugaron la liga hispana. Todos ganaron títulos con sus clubes. Y con la potente Alemania. Que el domingo, en el Ernst Happel de Viena, juega su gran final número trece. Buen presagio para el supersticioso Luis Aragonés.