Efe |SYDNEY
El presidente del COI, el belga Jacques Rogge, afirmó sentirse «muy preocupado» por los incidentes en el Tíbet y confía en que haya un pronto «apaciguamiento» en la zona.
Rogge, que visita estos días varios países del Caribe, ofreció una conferencia de prensa en Santa Lucía en la que declinó hacer comentarios más profundos sobre la situación en China, aunque envió el pésame «a los familiares de las personas que han perdido la vida».
Los Juegos Olímpicos se inaugurarán en Pekín el próximo de agosto. Pese a las llamadas de numerosas asociaciones pro derechos humanos, ningún gobierno ni organismo deportivo se ha mostrado a favor de boicotear la cita olímpica.
Rogge ha manifestado que el boicot perjudicaría únicamente a los deportistas.
Las revueltas en el Tíbet y la represión ejercida por las autoridades chinas han originado, según el exilio tibetano, 100 muertos, pero Pekín sólo reconoce 13.
Por otra parte, el Comité Olímpico Australiano (AOC) también ha manifestado que no apoyará ningún boicot a los Juegos debido a los problemas relacionados con los derechos humanos en China, según informó ayer su presidente, Lohn Coates.
Pese a la inestabilidad en el Tíbet, Coates cree que el boicot a los Juegos no servirá sino para arruinar los sueños de los atletas que han dedicado años de sus vidas a entrenarse para preparar esa cita.