Es el Madrid uno de esos equipos que apenas hace concesiones. Por eso extrañó que entregara gran parte del primer tiempo al Menorca. Lo hizo, en gran medida, porque el equipo de Casas supo echarle el lazo a sus interiores. El ViveMenorca dispuso en el nacimiento del segundo cuarto de una ventaja que alcanzó incluso los nueve puntos, pero eso despertó la ira del campeón. Sacudido por sus errores y por un rival que ofrecía un juego aseado en ataque y duro atrás, el Madrid reaccionó con un par de triples heroicos, casi esquizofrénicos. Fue cuando el Menorca advirtió que había dejado pasar una oportunidad histórica de tumbar al líder, y luego acabó arrollado por el talento blanco (98-74).
Plaza le hizo un guiño a Llull, y dispuso al menorquín como base de inicio. Mimetizado en Raül López, el de Maó actúa como el de Vic. Agresivo en la penetración, duro en defensa y siempre al servicio de sus hombre altos. El Madrid firmó un arranque explosivo, con Pelekanos activo en ataque. El ViveMenorca andaba algo denso, amontonando pérdidas, y eso le complicó la vida (6-0). Fue hasta que el equipo de Casas se arremangó y abrochó su defensa. Varda se ajustó bien sobre Papadopoulos, Jesús Fernández se aplicó sobre Reyes y Stojic hizo el resto (8-11).
El Madrid se movía por impulsos, como si notara que se iba a apropiar del partido con lo justo. Aceleraba en cuanto quería y por eso otro parcial de 6-0 le devolvió a la vida. Casas detuvo la cita y puso a Mendiburu en la arena, y con el catalán en pista el Menorca creció. A Bazdaric le llegaba alimento a las alas y Varda se forraba desde el exterior. Eso dio con un parcial de 0-12 que sólo quebró un espectacular triple de Raül López sobre la bocina (19-23, primer cuarto).
El segundo parcial fue histérico. No tuvo freno, porque el Madrid presentó un ataque de lujo (7-0 de entrada) y el Menorca contestó con rabia. Bazdaric y Shirley lanzaron al grupo de Casas, que abrazó sus mejores momentos. Dos tiros libres de Moss cerraron un parcial de 1-11 que dio con la máxima diferencia balear (27-36). Plaza se frotaba lo ojos y el ViveMenorca las manos, pero el Madrid se levantó de la mano de Smith. Seis puntos del alero y la irrupción de Reyes metieron a los blancos en el partido. Tanto, que incluso un triple a falta de cinco décimas de Hervelle dejó al Madrid con el partido cuesta abajo (49-45, descanso). El Menorca, luego de adquirir su máxima renta, había encajado 30 puntos.
Sabía Casas que si el Menorca iba al intercambio de golpes con el Madrid saldría escaldado, y así fue. La zurra del segundo tiempo fue espectacular. En parte, porque el grupo de Plaza encontró una defensa de papel, pero el ViveMenorca no. Con Smith viviendo en el aire, Tunceri repartiendo juego y los interiores ejerciendo su fuerza en el rebote, el grupo de Plaza desplegó todo su catálogo de recursos. Al cierre del tercer período el choque ya era una broma de mal gusto para los isleños, que pusieron las dos mejillas también en el cuarto. El Menorca se había olvidado de jugar los últimos 20 minutos.