Fernando Fernández
El motociclismo balear vive su mejor momento y los resultados son su mejor carta de presentación. Los logros de Jorge Lorenzo, campeón del mundo de 250 centímetros cúbicos y uno de los iconos universales del deporte de las dos ruedas, han servido de estímulo y plataforma para muchos jóvenes talentos que han decidido, gracias en muchos casos al apoyo incondicional de padres, familiares y patrocinadores, dar el gran salto y buscar una oportunidad en fórmulas de promoción que en su día ya le sirvieron al propio Lorenzo como trampolín. Y todo ello, sin contar con un circuito de referencia. La pista del Mallorca Renn Arena supone todo un hándicap, aunque esta temporada será escenario de una manga de la Cuna de Campeones Bancaja. Para paliar esta carencia, la Federación Balear de Motociclismo prepara un proyecto de trazado a la altura de los logros de nuestros deportistas. No en vano, la base es uno de los puntos estrella del libro de ruta del equipo encabezado por Pep Yuste.
El que pide paso de manera vertiginosa es Luis Salom. El pequeño de la saga ha salido del bache de 2006 de forma brillante y calienta motores ante su puesta de largo en la MotoGP Red Bull Rookies Cup. A ello, se unirá su concurso en el CEV de 125 centímetros cúbicos enrolado dentro de la estructura del RACC-Lotus, a las órdenes de Dani Amatriaín, para quien no ha pasado de largo la clase que atesora este talento de apenas quince años, los mismos que tenía Lorenzo cuando debutó en el Mundial. Pero por detrás, hay un grupo de gente que pisa fuerte. Veteranos como Pedro Vallcaneras, que debuta con el equipo Askar Puroracing en Extreme y otros que pisan fuerte en la Cuna de Campeones, como un Àngel Poyatos que volvió a ganarse una beca y dejó ver que en su categoría, pocos pueden hacerle sombra, evidencian el elevado nivel adquirido en el último lustro.