Carlos Montes de Oca / Carlos Román
Es el rostro de la permanencia. Gregorio Manzano Martos (Bailén, 1956) representa la reacción mallorquinista, la versión más luminosa de un equipo que hasta su llegada vivía marcado por la vulgaridad. El técnico andaluz, que asumió las riendas del equipo el día de los enamorados, acudió a su rescate en el tramo más delicado de la temporada y ha redondeado su idilio con el club gracias a un manual forrado de buenas razones, mensajes optimistas y sobre todo psicología, mucha psicología. El jienense, que sólo ha necesitado quince partidos para sacar al Mallorca de la cueva, empezará a sentar esta semana las bases del nuevo proyecto, pero quiso analizar las claves de la permanencia antes de sumergirse en esa nueva aventura.
-Aunque el final se presentaba agónico, han sobrado un par de jornadas.
-La verdad es que no creíamos que nos fuera a sobrar tanto porque han sido practicamente seis puntos en juego. Yo siempre tomo como referencia nuestro punto de origen que era el más bajo de la clasificación y en ese momento había que empezar a restar para después dar el salto definitivo que han sido los pasos que hemos dado. Al final, gracias Dios, llegamos a la última jornada sin la necesidad de sufrir esa angustia del año pasado.
-Todos los puntos han sido importantes, pero en determinados momentos algunos han tenido un valor añadido. En Málaga, por ejemplo, no se lograron tres, sino trescientos. Ganamos en autoestima, confianza, seguridad. Era comenzar un trabajo con grandes resultados y eso nos dio pie a continuar en la misma línea. A la semana siguiente volvimos a ganar y ya vimos el horizonte, no cerca, pero tampoco con la angustia de antes. Al final, ya no regresamos a los puestos de descenso. -Pese a que ultimamente el Málaga ha jugado otra liga, en aquella visita a La Rosaleda todavía estaba por encima del Mallorca
-De haber ganado ellos hubieran abierto una brecha importante y nos hubieran hundido a nosotros, pero sucedió todo lo contrario y el tiempo han agudizado esas diferencias porque no volvieron a salir. Las dificultades que entraña estar abajo hacen todavía más bonito lo que hemos conseguido-¿La permanencia le ha producido la misma sensación que el título de Copa o son dos cosas muy diferentes?
-Es distinto y yo este tipo de comparaciones las canalizo así. La Copa es un torneo de nueve partidos que acaba con una final que se disputa en unas circunstancias muy especiales y entre unas emociones muy fuertes. Es todo muy significativo. La permanencia requiere regularidad, es el trabajo de 38 partidos. No es fácil y menos en una liga tan igualada y competitiva como la española y pasando por situaciones tan críticas como las que ha vivido el Mallorca esta temporada. Además añado que lo hemos conseguido todo por méritos propios y que nadie nos ha regalado nada. Todos los puntos que hemos sumado han sido gracias a nuestro trabajo y nuestro esfuerzo, ahí está el valor de nuestra permanencia. -Cuando le propusieron hacerse cargo del equipo se comprometió además para la próxima temporada. Eso indica que estaba convencido de lo que podía conseguir.
-Cuando Nando (Pons) me llamó para ofrecerme el puesto le pedí que diera su opinión y él me aseguró que en la plantilla había medios para conseguir la salvación, pero que por una serie de razones se encontraba en una situación muy delicada. Le dije que por eso volvería encantado porque yo coincidía con él y se ha demostrado que no éramos una de las peores tres plantillas de Primera. Pero yo no hablaba de cualidades futbolísticas sino del ambiente interno del vestuario. Cuando llegué no había ningún problema y lo único que había que hacer era marcar una línea y un punto de arranque porque para mi todos eran y son iguales. Les dije que yo podía acertar o equivocarme, pero que en un caso o en otro seguiría siendo el mismo. Pedí su compromiso y hasta ahora han cumplido. -Desde el primer partido ha impuesto su criterio y apenas lo ha variado. Parece que tenía claro por dónde había que tirar.
-La primera decisión que tenía que tomar era la de la portería y al final Prats ha acabado haciéndolo muy bien. Después hubo que cambiar el equipo para hacer dos sustituciones y también fue todo muy bien. A partir de ahí decidí continuar y todo se fue estabilizando, sobre todo en defensa. Se han hecho pocos cambios para adquirir seguridad y al final hemos logrado lo que nos propusimos.