Nueve meses de sufrimiento desembocaron ayer en la salvación, en la permanencia entre la nobleza del fútbol español. El Real Mallorca atracó en el puerto de la Primera División con una sonrisa después de una travesía cargada de nubarrones, de tormentas. La tempestad arrancó de cuajo la figura de Héctor Cúper, posiblemente el entrenador más querido por el mallorquinista, que entregó las armas el 14 de febrero. Con el equipo en la última posición, a tres puntos de la salvación, el técnico argentino decidió apartarse a un costado. Entonces, el club balear tiró de hemeroteca y recurrió a Gregorio Manzano, el hombre que condujo al club a la cima de su historia con la conquista de la Copa del Rey hace casi tres años.
Aplicando el sentido común, una porción de psicología y un par de retoques tácticos, el Mallorca sufrió una transformación radical. Su llegada alteró el rumbo, la inercia de un bloque que navegaba a Segunda División. Manzano decidió taponar la hemorragia defensiva, comenzar el edificio desde los cimientos, y la plantilla se puso el mono de trabajo. Desde entonces, el equipo isleño ha encajado diez goles, rebajando su promedio considerablemente. Su triunfal debut en Málaga evidenció la mejoría. Unos días más tarde, llegó la traca, la victoria ante el Real Madrid que le permitió asomar la cabeza a la superficie después de once jornadas en las cavernas -casi un tercio del campeonato- y de paso precipitar la caída de Florentino Pérez.
Los números muestran la mejoría rojilla. El Mallorca de Cúper atrapó 19 puntos en 23 jornadas, con un balance de cuatro victorias, siete empates y nada menos que ¡12 derrotas!. Con Manzano, el conjunto balear ha sumado de momento 21 puntos (dos más en 9 partidos menos) con cinco triunfos, seis empates y sólo tres derrotas, ante el Celta y el Betis a domicilio y frente a Osasuna en casa. El próximo domingo, Son Moix asistirá a un epílogo final, sin ningún temor. Será un día propicio para la fiesta con el Zaragoza como invitado de piedra. Y para comenzar a pensar ya en el proyecto 2006-07, el décimo del Mallorca en la máxima categoría del fútbol español. Un lujo.