F.Fernández
En cuestión de poco menos de dos semanas, el semblante de los
profesionales del Alcúdia ha cambiado de manera radical. La derrota
en Hospitalet, el despido de Fede Pozuelo y el tropiezo en el
estreno en los play offs provocaron un sentimiento de incertidumbre
que el tiempo se ha encargado de liquidar. Tres victorias
consecutivas ante un conjunto sólido y con argumentos como el
Pozuelo han disparado las expectativas del conjunto de Eloy Doce.
El técnico asturiano le ha dado un nuevo aire al vestuario. El
sentimiento de unión, de que se puede ascender, ha invadido todos
los rincones del pabellón de Alcúdia, y todo el entorno se ha
contagiado de las buenas vibraciones que emite el plantel
profesional.
Salvados en la prórroga tras un vibrante segundo partido, no le han dado opción a los madrileños. El 88-74 del jueves y la reválida del pasado sábado han hecho que el Alcúdia cotice alto en las apuestas. Llegará a la serie de semifinales fresco, con menor desgaste que su rival, pero el largo parón hasta el 19 de mayo puede ser un arma de doble filo, dado que el equipo ha recuperado su mejor baloncesto en un momento clave de la temporada.
La defensa ha sido una de las virtudes del Alcúdia. En esa faceta han sido los mejores durante la temporada regular y en las eliminatorias de ascenso lo han ratificado. En el último choque secaron a los tiradores del Pozuelo y sus interiores se encontraron sin apenas oxígeno bajo los tableros. Mena y Pedro Nuno forman una pareja exterior de garantías. El primero reivindicó un papel estelar en los planes de Doce con un derroche físico excepcional. Anotó (28 puntos), reboteó (4 rebotes), pasó (3 asistencias), estuvo muy atento (4 robos de balón) y cargó de faltas a sus rivales (10 faltas).