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Olimpismo

El señor de las medallas

Phelps comenzó a escribir su leyenda olímpica en Atenas con ochometales, seis de oro, que le dejaron cerca del récord de Spitz

Fernando Castán|ATENAS
El estadounidense Michael Phelps comenzó su leyenda olímpica en los Juegos de Atenas, una historia que seguramente será larga y en la que puede batir todos los récords de este deporte.
Phelps centró una buena parte de la atención previa de los Juegos de Atenas con su intento de batir la siete medallas de oro de su compatriota Mark Spitz, en Múnich'72.

Pero pronto, en la segunda jornada de la competición, el equipo de 4x100 libre de Suráfrica impidió que los norteamericanos sumaran para Phelps una de las medallas con las que contaba para superar el récord de Spitz e hiciera imposible que superara la marca.
Phelps no se rindió y el revés pareció espolearle al día siguiente para ir a competir a la prueba estrella de estos juegos en la piscina olímpica, los 200 libre, a «territorio enemigo», al dominio de su máximo rival por el primer puesto de la natación, el australiano Ian Thorpe, y el holandés Pieter van den Hoogenband.

No pudo con ellos, se llevó también el bronce, pero les metió un susto de cuidado y les avisó de que también aspira a batir a Thorpe en su especialidad. Cuando llegó a Atenas estaba un segundo y medio por detrás del australiano en esta distancia y en la final quedó a 61 centésimas de Thorpe, que se impuso al holandés y a Phelps.

Compitiendo dos y hasta tres veces diarias, el nadador nacido hace 19 años en Baltimore, en el estado de Maryland, fue sumando medallas de oro en los días posteriores.
La de 200 estilos, la de 4x200 libre, en una de las competiciones más emocionantes de los Juegos de Atenas, en la que batieron a sus rivales australianos, la de 200 mariposa, y finalmente la de 100 mariposa, otro de los hitos de la carrera de Phelps en la capital griega.
En los 100 mariposa, el penúltimo día de competición en la piscina olímpica, se jugaba más que una medalla de oro porque se enfrentaba a Ian Crocker, campeón mundial de la distancia y que el año pasado ensombreció su participación en los Campeonatos del Mundo de Barcelona.
Ganó Phelps y además se ganó un puesto en el equipo del relevo norteamericano de estilos, cuya final se disputaría al día siguiente, el sábado 21 de agosto.

Al haber nadado la prueba de clasificación, Phelps, según el reglamento de la Federación Internacional de Natación (FINA), el competidor que participa en una serie de clasificación tiene el mismo derecho que el que lo hace en la final a colgarse la medalla, aunque no suba al podio a recogerla.
Así que Phelps y los técnicos de su país decidieron que no nadaría al día siguiente la final del 4x100 estilos y que la posta de mariposa la haría su amigo Crocker. El relevo norteamericano cerró la competición en la piscina olímpica con un nuevo oro. Y Phelps, desde la grada, animando a sus compañeros, con dos banderas americanas, gritando y cantando al frente de los demás nadadores estadounidenses que aquella tarde no competían.
Así se colgó la octava medalla, sexta de oro, y así inició lo que promete ser una larga historia olímpica, porque, sin duda, dentro de cuatro años, en Pekín, volverá a tratar de batir el récord de Spitz. De momento es el nadador con más medallas de la historia de este deporte conseguidas en unos mismos juegos olímpicos: ocho, de seis de ellas de oro. Phelps se quedó muy cerca.

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