Vencer y mirar a un horizonte despejado o perder y retroceder la vista. Así se presenta el duelo de esta tarde en Son Moix, un escenario que se ha acostumbrado a la variante en el presente curso y que hoy escenificará la lucha por la zona noble de la clasificación. El encuentro se antoja vital para las aspiraciones del Real Mallorca, hace dos semanas metido de lleno en arenas movedizas y a quien el triunfo en La Romareda parece haberle cambiado el discurso, principalmente a Luis Aragonés. «La permanencia es el objetivo, pero debemos apuntar a la cuarta posición», firmó eSabio de Hortaleza.
El Athletic de Bilbao se presenta como el visitante más cómodo para que el grupo de Luis retome la senda del triunfo en su estadio. Las huestes de Luis no celebran una victoria en Palma desde el pasado 7 de diciembre, cuando tumbó por la mínima al Valladolid. El conjunto vasco ha sido domado con facilidad por el Mallorca en sus últimas visitas -suma doce años sin ganar en Palma- y se presenta con un solo triunfo en el equipaje de 2004.
Hace poco más de un lustro fue eliminado de la Copa en el año de su Centenario y cayó 4-0 en la Liga. En 1999, el Mallorca firmó un 6-1 histórico. Y en el último trienio, tres victorias locales y el 1-1 de la pasada temporada, cuando Julián Robles igualó el tempranero gol de Santi Ezquerro. Aquella tarde, por cierto, Miquel Soler selló su partido 500 en Primera División.... Pero todos los antecedentes han quedado relegados a un segundo plano durante la semana, cinco días marcados por las últimas negociaciones para cerrar el vestuario -el argentino Guillermo Pereyra llega hoy a Palma-, los primeros contactos entre la cúpula y Luis Aragonés para renovar el contrato del entrenador y la oferta del Arsenal por Samuel Etoo que rechazó la cúpula por insuficiente.