Fernando Fernández/Amador Pons
El deporte mallorquín ha confirmado su firme progresión en un año
2003 en el que han brillado muchos nombres propios, aunque algunos
han protagonizado gestas que residirán por muchos años en nuestra
memoria colectiva. Brigit Yagüe, Elena Gómez, Jorge Lorenzo y
Rafael Nadal son el mejor exponente de una generación dorada y que
acostumbra a codearse con la élite en sus respectivas
especialidades. Cuatro mallorquines universales han sentado cátedra
durante el curso que hace unas horas se cerró. El taekwondo, la
gimnasia, el motociclismo y el tenis viven un dulce momento merced
a las dotes de un grupo de jóvenes que han revolucionado el planeta
deportivo con una serie de resultados que dejan el listón muy
alto.
Cronológicamente, el primero en saltar a las primeras páginas de los medios fue Rafael Nadal. El joven tenista de Manacor asaltaba el circuito ATP con un currículo intachable en categorías inferiores y su escalada en el ránking asustaba. Su primer contacto con los grandes torneos fue en Montecarlo. En el Principado derrotó a Albert Costa, por aquel entonces vigente campeón de Roland Garros, y avisó de sus intenciones. En Hamburgo le ganó a Carlos Moyà el primer pulso mallorquín en la historia de la ATP y, tras perderse la gran cita parisina por una lesión, se colaba en octavos de Wimbledon, un éxito que a su edad sólo había asolido Becker.
En septiembre alcanzó el puesto 45º del ránking y finalizó el año en el 49º, certificando una trayectoria igualada tan sólo por Michael Chang con tan sólo 17 años en su documento de identidad. El nombre de Elena Gómez ya forma parte de la leyenda. Su oro en Debrecen sentó un precedente en el deporte español y la gimnasta afrontaba el Mundial de Anaheim con la responsabilidad de clasificar al equipo nacional para Atenas. Pese al desgaste en la competición por equipos, Elena se metió en dos finales -suelo y barra- y subió de nuevo al podio en su especialidad. El bronce en suelo confirma que Elena es una seria opción de medalla. El motociclismo español vivió un nuevo momento de éxtasis en el Gran Premio de Brasil. Sobre el asfalto del circuito Nelson Piquet, un joven piloto mallorquín rubricaba una de las páginas más antológicas del deporte de las dos ruedas. Con 16 años y 132 días, Jorge Lorenzo lograba su primera victoria en el Mundial de 125 centímetros cúbicos. Su segunda temporada en la élite servía para convertirle en el piloto español más joven en lograr una gesta de tal calibre, y a la vez el segundo de todos los tiempos. A los mandos de su Derbi, el nuevo icono de las Balas Rojas subió de nuevo al cajón en Malasia. Su tercera plaza y una Pole abren un abanico de posibilidades que permiten soñar en breve con el título.