La expedición del Real Madrid llegó en la tarde de ayer a Mallorca en medio de una expectación mucho menor a la que había generado en sus últimas visitas a la Isla. El conjunto blanco fue recibido en el aeropuerto de Son Sant Joan por dos centenares de aficionados que aclamaron la llegada de los futbolistas a su fugaz paso por la terminal.
La plantilla madridista aterrizó en Palma pasadas la ocho de la tarde y en el recinto aeropuertario se había establecido ya un importante despliegue policial que evitó que los seguidores pudieran acercarse a sus ídolos. Ataviados con banderas, bufandas y todo tipo de motivos merengues, los hinchas unicamente pudieron apreciar el paso de los jugadores a unos metros de distancia y sólo algunos de los afortunados que habían conseguido acceder a la zona restringida puedieron tener un breve contacto con las estrellas de la escuadra blanca.
Los primeros en aparecer por la puerta de la terminal fueron los integrantes del cuerpo técnico y posteriormente lo hizo el director deportivo del club, Jorge Valdano que enseguida recibió el cariño de la hinchada blanca. El primero de los galácticos en asomarse fue Raúl González, que rapidamente provocó el alboroto en la sala a pesar de su gesto serio y desafiante. Junto a él caminaba el técnico Queiroz que pasó desapercibido y fue totalmente eclipsado por la presencia del capitán.
El grueso del plantel, entre los que destacaban un número importante de canteranos, le siguió poco después y sólo Ronaldo se hizo esperar más de lo previsto. El brasileño, más sonriente que sus compañeros, saludó a los presentes y firmó incluso algunos autógrafos. Sólo faltó Beckham.