Miquel Alzamora / Fernando Fernández
La empresaria mallorquina Francisca March, vinculada principalmente
al sector inmobiliario, editorial y hotelero, ha sido la última en
sumarse a la ampliación de capital que ha activado el Real Mallorca
y que pretende bilndar su futuro económico y deportivo gracias a la
incursión en el proyecto de figuras relevantes del marco social de
la Isla. Su nombre se une al de otras personalidades importantes
dentro de la esfera empresarial isleña, ofreciendo su ayuda al club
balear en un momento trascendental cara al devenir del vigente
campeón de la Copa del Rey.
March entra a formar parte del grupo que controlará la porción más relevante del accionariado de la SAD balear con la intención clara de hacer bueno el deseo de que el principal representante deportivo de las Islas esté controlado directamente por mallorquines, dejando atrás el largo periplo en el que la familia Asensio ha hecho valer su supremacía dentro de los despachos del estadio de Son Moix, y en consecuencia, sobre las decisiones deportivas que atañen de forma directa a su desarrollo.
Para la polifacética empresaria «esta es una oportunidad histórica que los mallorquines no podemos desaprovechar. Hace mucho tiempo que está en el candelero la necesidad de que la propiedad del club resida en Mallorca y ahora mismo lo tenemos en nuestras manos», comentó Francisca March, que ha seguido la evolución de los acontecimientos paralelos al desarrollo del proceso de ampliación de capital a través de los medios de comunicación y no ha dudado un instante en tender su mano a un club por el que siente una devoción compartida en su entorno familiar. «Mi padre ya era un buen aficionado, disfrutaba con el equipo y por esa tradición familiar tengo una razón más aún para apoyar este proyecto tan ilusionante», comentó la empresaria mallorquina.