El deportivismo es un sentimiento poco arrelado en las Islas, pero los seguidores del equipo de A Coruña se reunieron ayer en el Centro Regional Gallego para presenciar la final de la Copa del Rey. Fue probablemente el centro donde más se disfrutó la victoria del Deportivo de la Coruña sobre el Real Madrid el año del centenario.
La empanada gallega que presidía el Centro Regional Gallego hacía presagiar una noche mágica. No tardaron mucho en darse cuenta que sería así. En el minuto cinco, cuando no se había reunido el grupo al completo y cuando los nervios todavía no se sentían, Sergio rompía el partido. El centrocampista se inventó una jugada y batió a César por debajo de las piernas. La alegría explotaba en el Centro Gallego y se comenzaba a vivir la fiesta.
El tanto de Tristán fue determinante para que en el Centro Gallego se creyera definitivamente en el triunfo. El ribeiro corría en el tiempo de descanso y la fiesta comenzó 45 minutos antes de que finalizara la final. El Madrid no se rindió y Raúl González provocaba que la euforia se detuviera unos minutos. El pesimismo parecía asentarse en el Centro Regional Gallego, aunque el pitido final permitió que siguieran los festejos. Los deportivistas de Mallorca vivieron su gran día.