Cúper está en casa. El entrenador del Inter de Milán no necesita ningún plano para moverse por Palma. Pese al tiempo que lleva fuera, el técnico argentino continúa teniendo una estima especial a la ciudad y ayer aprovechó la mañana para dar un paseo hasta su domicilio en Es Portitxol. Cúper no esconde su pasión por la Isla. «Sigue haciendo un tiempo maravilloso por aquí», dijo sonriente. «En Como "su domicilio a 40 kilómetros de Milán" hace mucho frío, mucho más que aquí aunque no todo es malo, al menos no hay contaminación».
La vida de Cúper no cambia sea cual sea la ciudad donde trabaja. «Voy de casa al entrenamiento, que está a medio camino de Milán. En Como vivimos bien, tranquilos. Los chicos van al colegio, es una población más bien pequeña, la mitad de Palma, más o menos». No obstante, la isla de Mallorca tiene un significado muy especial para Héctor y su familia. «Mi esposa, sin ir más lejos, siempre dice que Palma es su ciudad. En cierta manera ella se siente palmesana». El paseo con Héctor fue distendido, no hizo ni el más mínimo comentario respecto a su trabajo.
Cúper sólo habla de fútbol en rueda de prensa, lejos del estadio y más cerca de Es Portitxol, el entrenador no paraba de hablar del maravilloso entorno en que ha tenido la oportunidad de trabajar y que ahora, a cuentagotas, puede volver a disfrutar junto al resto de la plantilla del Inter. «Hasta los jugadores se han dado cuenta de que estar aquí es especial. En el Passeig Marítim y en el Hotel Melià Victoria estamos muy bien atendidos».
En el encuentro informal que mantuvo con los redactores de este periódico surgió también a relucir la grave crisis económica por la que está atravesando su país, Argentina. «En estos momentos la situación es complicada», reconoció. Cabe recordar que Cúper tiene en Buenos Aires una empresa dedicada al negocio inmobiliario, sector que también está padeciendo las consecuencias de atravesar por una crisis. «Tengo entendido que el negocio está estable. Ahora mismo la gente no quiere vender sus propiedades puesto que es un valor fijo. Ahora bien, tampoco se compra; en cierta manera nos movemos en un sector de negocios que se encuentra un tanto a la expectativa de lo que pueda ocurrir».
Héctor habla de este problema con cara muy seria, es una cuestión política muy conflictiva y, desde la distancia es evidente que se observa con preocupación. El míster sigue inmerso en su mundo, el fútbol y el trabajo. Pero estar en Palma, en su Isla y en su casa no deja de producirle una sensación tan especial como emotiva a la vez.