Sabe que recibirá algún silbido, pero también muy buenas sensaciones. Diego Tristán se enfundará mañana la casaca bermellona pero su corazón seguirá siendo verdiblanco. Resultado: un color especial. El delantero sevillano no tuvo ayer reparos en admitir que su regreso al club de toda su vida implica profundos sentimientos. El máximo goleador del Real Mallorca y una de las revelaciones de la liga no quiso sin embargo desvelar si celebrará o no algún tanto en caso de que logre perforar la zona de Prats. «Prefiero no hablar de esto, entre otras cosas porque es imposible saber si voy a marcar o no. Si lo consigo, la gente ya verá lo que hago», avisó el futbolista a la prensa después de la sesión de entrenamiento. Considerado una de las perlas de la cantera verdiblanca, su salida de la entidad hace dos temporadas crispó profundamente al siempre crispado Manuel Ruiz de Lopera, una circunstancia que se tradujo en distanciamiento entre Betis y Mallorca. Pese a todo, Tristán ha optado por mantenerse al margen de cualquier tipo de polémica: «Yo "dijo" no guardo rencor a nadie. En esta vida cada uno piensa de una manera. Aquello pasó y no hay que darle más vueltas. Lo único que puedo decir es que tanto a Lopera como al Betis les deseo lo mejor del mundo».
Tristán abundó en su reencuentro con el Betis señalando que «para mí es algo difícil de explicar porque es el equipo en el que he estado toda mi vida. Debo reconocer que no salí de allí de la mejor manera y me va a doler mucho enfrentarme al Betis. De todas formas, ahora estoy en el Mallorca, un equipo al que le debo mucho y en el que me siento muy a gusto. Tengo claro que el domingo intentaré ganar y voy a darlo todo sobre el campo para conseguirlo porque no debemos romper por nada esta buena racha».