Miércoles, 5 de febrero de 1997: Jaume Ventura Sala se acomoda en el banquillo de madera del Bàsquet Inca tras el despido de Fernando Merchante. Tres días después se estrena con derrota en la pista del Askatuak. Sábado, 9 de enero de 1999: la ejecutiva del club destituye al preparador catalán 24 horas después de que el Abeconsa Ferrol sonrojara a todo el Palau. Ventura ya forma parte de la historia y se marcha como llegó: perdiendo. La directiva ha ofrecido el puesto a Pep Miquel Arbucies, un técnico de reconocido prestigio en el mapa baloncestístico balear y responsable de la etapa más brillante del Bàsquet en categoría nacional.
Arbucies quiere un cinco y un nuevo director de juego en su
equipo, aunque la principal prioridad pasa por fichar a un pívot
nato.
Pep Miquel Arbucies, que en las próximas horas debe dar una
respuesta al ofrecimiento del club "todo apunta a que su
contestación será afirmativa" se encontrará a un equipo totalmente
hundido tanto en el aspecto deportivo como en el anímico. De hecho,
su legado tiene difícil arreglo. El Bàsquet Inca lleva acomodado en
las mazmorras prácticamente desde que se abrió la temporada con un
bagaje de 12 derrotas y 2 victorias. No obstante, todavía restan un
número importante de partidos para encontrar enmienda y lograr el
acceso a los playoffs de clasificación.
La solución está en casa
La ejecutiva del Bàsquet Inca ha optado por dejar su proyecto en
manos de un técnico que no necesita ningún tipo de presentación.
Pep Miquel Arbucies ha rubricado los éxitos más importantes del
club y tres temporadas en la sombra son suficientes. Hizo al equipo
campeón de Segunda en la campaña 94/95, circunstancia que
posibilitó el ascenso a la Liga EBA. En categoría nacional
(temporada 95/96) metió al Bàsquet Inca en la lucha por el ascenso
a la ACB, éxito que abrió las puertas de la LEB a la entidad que
preside Joan Rubert. Confirmado el ingreso en categoría de plata,
el club optó por dar las riendas del equipo a un técnico peninsular
"Merchante" y ofrecer a Arbucies la posibilidad de ser el segundo
entrenador. Despedido el conquense, llegó Ventura y Arbucies siguió
siendo el auxiliar. Casi tres años después llegó su hora.