El agua de las piscinas olímpicas de saltos ornamentales y waterpolo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro adquirió un extraño color verde que asustó a algunos de los competidores pero que el Comité Organizador atribuyó a la caída de la alcalinidad y prometió corregir este mismo miércoles.
Los primeros en notar la coloración verde de las aguas fueron los competidores de saltos, algunos de los cuales manifestaron en la tarde del martes su preocupación con la situación y el temor de que pudiese tratarse de una bacteria o de algo que pudiese amenazar la salud.
La situación se agravó este miércoles cuando la piscina de waterpolo, vecina a la de saltos y otra de las que componen el complejo acuático María Lenk en el Parque Olímpico, también adquirió una coloración verde.
Los miembros del equipo de waterpolo de Japón, que se enfrentaron este miércoles a los de Australia en la piscina, incluso corrieron a lavarse los ojos al salir del agua por precaución.
«Nuca vi eso antes. Es la primera vez que jugamos en una piscina de ese color pero tan pronto como terminó el partido los jugadores se lavaron los ojos para evitar cualquier problema», dijo el técnico de waterpolo de Japón, Yoji Omoto.
El Comité Organizador Río 2016 se apresuró a aclarar que la situación obedecía a una reducción del nivel de alcalinidad de las aguas que los responsables de la piscina fallaron en combatir por no haber tenido en cuenta que el elevado número de nadadores podía incidir sobre el Ph.
El portavoz del Comité Organizador, Mario Andrada, admitió que la reducción del nivel de alcalinidad también afectó la piscina principal pero aclaró que el problema ya comenzó a ser corregido y dijo que los nadadores pueden esperar la tradicional coloración azul esta misma tarde.
«Tratamos el agua por la noche y el nivel de alcalinidad ya está mejorando. Esperamos que vuelva al color azul en breve», afirmó.
«Es claro que fallamos por no hacer más tests y por no haber tenido en cuenta que la presencia de un número mayor de atletas podía tener ese efecto en el agua, pero no hay absolutamente ningún riesgo para la salud de los competidores», agregó.
Una de las grandes polémicas de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro fue el alto nivel de contaminación de la Bahía de Guanabara y de la Lagoa Rodrigo de Freitas, en cuyas aguas se disputan las competiciones de vela, remo y piragüismo.
Pese a que la organización admitió que no cumplió su promesa de descontaminar las aguas de la Bahía de Guanabara antes de los Juegos Olímpicos aclaró que realiza mediciones diarias y que el nivel de las aguas está dentro de lo considerado aceptable por la Organización Mundial de la Salud (OMS).