No es un homenaje oficial, pero Jorge Lorenzo ya tiene un pequeño espacio al que da nombre, aunque sea popularmente, cerca de la que fue su casa durante buena parte de su infancia y antes de instalarse en Barcelona. Es algo simbólico, pero que con el paso de los años ya forma parte de la imagen y el paisaje de la barriada de Son Forteza. Allí, muchos han oído hablar de la 'curva Jorge Lorenzo' y, echando un vistazo al asfalto, la esquina y el giro que une las calles Prevere Rafael Barrera y Fertilizadora refleja ese pequeño y testimonial homenaje al piloto palmesano.
Fue la iniciativa de un aficionado a las motos, vecino de la zona, que cuando se hizo la obra en ese cruce dejó plasmada sobre el cemento la leyenda 'Curva J. Lorenzo 99', una inscripción que los operarios no tuvieron reparo en respetar y dejar, por ahora, para la posteridad, llamando la atención de todos aquellos que reparan o saben de su existencia.
Por allí más de una vez debió pasar andando sobre su bicicleta, siendo muy niño, un Jorge Lorenzo que durante años residió junto a su padre y su hermana unas pocas manzanas más lejos, en la calle San Isidro Labrador, donde los vecinos todavía recuerdan su presencia, referida en algunos reportajes e informaciones sobre los orígenes del cinco veces campeón del mundo de motociclismo, que aunque no da nombre por ahora a ninguna instalación ni recinto, sí que tiene su peculiar reconocimiento por parte de viejos conocidos con una 'curva' a su nombre en un cruce próximo a la calle Jacint Verdaguer.