Sus caminos coincidieron en 2014, y al CTEIB fue el nexo de unión que les ha hecho ir de la mano hasta el presente a Marc Horrach y Augusto Fernández. El reconocido técnico, que fuera responsable del programa de tecnificación y campeón de España de trial, dirige la preparación física del 37 y junto al fisioterapeuta Jaume Lladó forma el núcleo duro de trabajo del piloto en Mallorca.
En los albores de un día para los anales, el 'inquer' recuerda aquellos inicios en los que «celebrábamos cualquier Top 15 y entrar en los puntos en el Mundial», aunque se ha visto para Horrach «una gran capacidad de superación y trabajo que da sus frutos», ya desde el CEV o el Europeo. «Tenía maneras, se le veía algo diferente al resto, pero en un Mundial como el de Moto2, todo está igualado, aunque tiene la oportunidad de ser campeón y llegar a MotoGP por la puerta grande, que no está al alcance de cualquiera», recuerda Marc, que estos días ha intentado que fueran más fáciles de llevar para Augusto, en plena cuenta atrás hacia su momento.
«No hemos hablado de carreras. Hicimos gimnasio, bicicleta... Algo un poco diferente a lo que le espera. Pero sabe gestionar bien estos momentos, aunque este en particular, es muy diferente», refiere Horrach, que de cara a la carrera advierte que «está muy fuerte mentalmente, pero puede pasar de todo... Así son las motos. Tiene la ventaja, pero hay que trabajar como un fin de semana má y recoger los frutos. En este caso, el premio puede ser muy grande», remarca.
Y recuerda que, ahora mismo, «toda la presión y la pelota están en el tejado de Ogura, que es quien debe arriesgar más», aunque confía «plena y totalmente en Augusto, porque es un trabajador nato. Cuando tiene que hacerlo, se pone enn serio. Y este año lo ha hecho».
Y mirando a MotoGP, aunque tiene claro que Augusto «no tendrá una de las mejores motos», Horrach es optimista con el paso del tiempo. «Él se exigirá, pero en 2023 tocará ir carrera a carrera y aprendiendo. Su actitud es primordial y siempre es positiva, más ante un reto así», comenta Marc, quien cruza los dedos «para que Augusto consiga su objetivo, porque ha trabajado duro para ello. Y ser campeón del mundo es algo que queda para siempre», concluye el técnico.