El español Maverick Viñales (FTR Honda) logró una victoria de auténtica «raza», la tercera consecutiva, al imponerse en un final espectacular al alemán Sandro Cortese (KTM) en el Gran Premio de Holanda de Moto3 que se disputó en el circuito de Assen, en el que Luis Salom terminó cuarto.
El británico Danny Kent (KTM) fue el primero en dar la sorpresa al superar en la apurada de final de recta tras la salida al líder de entrenamientos, su propio compañero de escudería, el alemán Sandro Cortese (KTM), que se vio relegado a la cuarta plaza, superado también por el español Héctor Faubel (Kalex KTM) y el finlandés Niklas Ajo (KTM), que salían desde la segunda línea.
En esa misma línea se encontraba Maverick Viñales (FTR Honda), que fue el más rápido en los últimos entrenamientos libres matinales, pero que no mejoró una sola posición y dio la impresión de no tener aún «pillado» el ritmo de carrera.
Otro español, Luis Salom (Kalex KTM) que salía desde la cuarta línea logró avanzar una serie de posiciones y al término de la primera vuelta ya era quinto, en tanto que poco después Viñales pareció despertar y pegó un tirón que en apenas unas curvas le llevó desde la séptima plaza en la que se encontraba hasta la segunda tras el británico, si bien a su estela marchaba Héctor Faubel.
Pero la carrera no había hecho más que empezar y un grupo superior a los quince pilotos se peleó por todo el ancho de la pista para ganar la posición y así fue como en la segunda vuelta el líder era Sandro Cortese, uno de los más peligrosos rivales de Maverick Viñales, quien no terminaba de encontrar su sitio en el grupo y tan pronto estaba tras el líder como perdía cinco posiciones, pero esa fue la tónica general en esos momentos de la carrera.
En el octavo giro Maverick Viñales dio el primer aviso al situarse líder y marcar vuelta rápida de carrera, pero sus rivales no estaban dispuestos a dejarle escapar y se pegaron tras el rebufo de su moto para evitarlo, difícil objetivo por los constantes adelantamientos que se seguían produciendo.
El tirón inicial de Viñales sirvió para que el nutrido grupo de pilotos que por entonces formaba la cabeza de carrera se quedase limitado a escasamente seis, los españoles Maverick Viñales, Luis Salom y Alex Rins (Suter Honda) -que poco después se coló y cedió algo de terreno-, el alemán Sandro Cortese, el británico Danny Kent y el francés Louis Rossi (FTR Honda).
Rins acabó formando pareja por la sexta plaza con el malayo Zulfahmi Khairuddin (KTM), mientras el quinto de cabeza seguía «a lo suyo» con Viñales marcando el ritmo y, por detrás, el español Efrén Vázquez (FTR Honda) protagonizó su particular remontada desde la octava línea de salida.
Los constantes problemas mecánicos en los entrenamientos y una fuerte caída dejaron al piloto de la escudería JHK Laglisse muy atrás, pero todo pundonor fue remontando posiciones hasta colocarse en el grupo perseguidor de la cabeza de carrera para conseguir una más que meritoria novena plaza.
En cabeza Cortese y Kent estaban dispuestos a ponerle la victoria muy cara a Viñales y en su afán incluso se llegaron a tocar entre ellos y no acabaron por los suelos de auténtico milagro, pero ninguno cedía un milímetro al rival, por lo que las últimas vueltas presagiaban una pelea sin cuartel.
A dos vueltas del final Viñales estaba líder, pero Cortese y Kent le superaron y el británico entró primero en la última vuelta, en la que los adelantamientos rozaron el límite de la gravedad y el máximo de riesgo, pero en la variante de la entrada a la recta de meta Viñales impuso su agresividad y acabó haciéndose con la victoria.
Mención especial en este gran premio se merece el valenciano Julián Miralles, quien siete años después de disputar el mundial ha recibido como regalo de bodas de sus padres, participar como invitado en la carrera de Assen, la misma en la que en 2004 logró la victoria en la prueba del europeo de 125 c.c.
Miralles es hijo del piloto del mismo nombre que en la década de los ochenta fue campeón de europa de motociclismo y disputó el mundial tanto de 80 como de 125 c.c., por lo que le viene de «casta» la competición, ya que su tío José Ramón «Boris», es integrante de la escudería de Jorge Martínez «Aspar» desde hace años.
La clasificación final era lo de menos, vigésimo sexto, pero Julián Miralles pudo al menos regresar al mundial de velocidad para celebrar anticipadamente su boda, el próximo mes de agosto, con Estefanía Catalá, como no podía ser de otra manera también aficionada al motociclismo.