Te lo cuentan y hasta que no lo sufres en primera persona. Al compañero Pedro Fullana, el otro periodista mallorquín acreditado en estos Juegos, le ha tocado ya en dos ocasiones tirar de aplicación y guiar al conductor del transporte oficial hasta la sede en cuestión. A mí me ha tocado este sábado, rumbo a Roland Garros. El trayecto oficial, de 15 minutos, fue de 45. Y entrando por una puerta que no era la correcta. Una más.
Todavía con el golpe e impacto de la imagen de Rafael Nadal en la desconcertante ceremonia inaugural, la lluvia que la deslució ha seguido cayendo sobre París. Eso se ha plasmado en el ambiente en las calles, en el exterior de las sedes de competición. En la piscina (La Defense), lleno total como en Roland Garros o Bercy. Pero el ambiente de las 'Fan Zones' y lo exteriores resultaba triste, aguado por la borrasca que se ha posado sobre los Juegos. Aunque remontará y ya nos avisan de que cuando salga el sol, lo hará de verdad. Han caído ya algunas gripes, por cierto. El chaparrón de Trocadero no ha perdonado.
De la apertura, dos apuntes. Lástima que los protagonistas, los deportistas, no pudieran disfrutar de su gran día. Único en muchos casos. Eso sí, una de las valientes que apuró el desfile y llegó hasta Trocadero fue la baloncestista mallorquina Juana Camilion. Ella y sus compañeras se lanzaron a la aventura. Tal vez la clausura sirva para cambiar opiniones. La mayoritaria poor aquí es que no se contó con la lluvia. En París y aunque sea verano, a veces cae. Y mucho.