Los directivos que subieron una colina y construyeron un campo de fútbol

Este año se cumplen tres décadas de la inauguración del recinto deportivo Toni Tacha en Can Valero impulsado por los históricos directivos de la Penya Arrabal

Imagen de los miembros de la junta directiva de la Penya Arrabal en 1995 fotografiados el 1 de septiembre de ese año con motivo de la inauguración del campo de fútbol. Durante el verano trabajaron a destajo para dejarlo todo listo. Esta es una imagen histórica para el fútbol balear

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Una de las muchas y exitosas películas protagonizadas por el actor Hugh Grant tiene un título curioso, al menos en su traducción al español: 'El inglés que subió una colina pero bajó una montaña'. El film es del año 1995 y su argumento es tan curioso como atractivo. Ese mismo año 1995 un grupo de directivos de la Penya Arrabal se empeñaron también en subir a una colina, pero cuando bajaron lo hicieron en un campo de fútbol. ¿Cómo fue posible? Esta es la historia.

El 20 de enero de 1995 se colocó la simbólica primera piedra del campo de la Penya Arrabal, conocido en la actualidad como Toni Tacha. El 1 de septiembre de ese mismo año se inauguraron las instalaciones, es decir, el incontestable paso del tiempo pronto fijará la fecha de 30 años de la puesta en funcionamiento de un recinto deportivo que fue levantado por un grupo de esforzados directivos que sudaron mucho, trabajaron más y encima no perdían el buen humor.

Capitaneados por el incombustible Toni Planas Tacha, un grupo de directivos arrabaleros y mallorquinistas se rascaron el bolsillo y dedicaron mucho tiempo y esfuerzo a levantar las instalaciones. No haré justicia a todos porque algunos nombres, muchos, se quedarán en el tintero, pero sirva como homenaje a todos el nombrar a históricos como Miguel Ballester, López Lacal, Toni Román, Perico Colombás, Llorenç Verger, Joan Torres…Ellos son solo un pequeño ejemplo de un gran grupo de personas que decidieron en su día ponerse a trabajar para levantar un campo que hoy por hoy es mítico en el fútbol balear.

La Penya Arrabal compartía el campo Rafael Puelles con el Parroquia Ramon Llull al tiempo que alguno de sus equipos entrenaba y jugaba sus encuentros en el campo de Son Sureda, en Son Sardina.

Esa situación, unida al crecimiento deportivo de la Penya, obligó a los directivos a llevar a cabo un esfuerzo para intentar disponer de unas instalaciones propias, de un campo en condiciones y de unos servicios como vestuarios y bar acorde con el crecimiento exponencial de la institución deportiva.

Empezó aquí una labor difícil, la de bregar con la burocracia y la de iniciar un diálogo con el Ajuntament de Palma esperando que éste atendiera las necesidades del club de Santa Catalina y le cediera un terreno para poder levantar el terreno de juego. No fue fácil sellar el acuerdo, pero se consiguió y se firmó un convenio para la cesión de unos terrenos a la Penya Arrabal.

Toni Tacha, en una imagen captada en agosto de 1995 trabajando en el futuro campo de fútbol.

Era un paso importante, pero a partir de ahí empezó otro problema porque los terrenos eran una pequeña colina en la zona de Can Valero, un pequeño monte con una cantidad ingente de irregularidades más apto para practicar escalada que no para un campo de fútbol. Pero si algo tenían los directivos de la peña era un espíritu de superación enorme. Habían luchado tanto por tener unos terrenos que por muy alta que fuera la montaña, terminarían derribándola.

El simple hecho de tratar de nivelar el terreno requería de muchas toneladas de tierra a fin de equilibrar la zona por lo que los dirigentes de la Arrabal llevaron a cabo una gestión magnífica a la par que eficaz consiguiendo que la empresa constructora de los aparcamientos que se estaban llevando a cabo en el Paseo Mallorca dejara en sus terrenos toda la tierra que iba extrayendo. Además, la empresa en cuestión se comprometió a allanar el terreno y así sucedió.

El 20 de enero de 1995 se colocó la primera piedra y empezó el trabajo duro. En verano de ese mismo año Toni Tacha y su gente dejaron de tomar el sol en la playa para trabajar en el nuevo campo. Empezaban muy pronto, antes incluso de las seis de la mañana para aprovechar al máximo las horas en las que el sol de justicia daba cierto alivio.

Un campo de fútbol 11 otro de fútbol 7 y vestuarios así como un bar completaron un trabajo de día a día donde todos pusieron lo mejor de sí para convertirlo en realidad. En apenas unas semanas se celebrarán 30 años de un día históricos para la Penya Arrabal y para los equipos de Santa Catalina. Tres décadas atrás un puñado de directivos subieron una colina y bajaron a un campo de fútbol. Y ahí siguen semana a semana y partido a partido. Algunos de esos hombres ya no están entre nosotros, pero su labor, su trabajo, su sudor y su pasión permanecerá siempre incombustible al paso impertinente del tiempo. ‘Som de sa Penya Arrabal, som de Santa Catalina».

En la fotografía que ilustra esta información se encuentran los los autores del milagro en 1995. Los directivos de la Penya Arrabal posan en el campo de la Penya Arrabal: Pedro Colombás, Toni Román, Toni Garcías, Manolo López Lacal, Biel Moll, Sebastián Chacopino, Rafael Xamena, Juan Torres, Juan Serentill, Jaime Pérez ‘Futre’, Jaime Giráldez, Miquel Munar, Juan Salou, Miguel Ballester, Juan Llaneras, Jaime Romaguera, Toni Tacha, Juan Jaume, Paco Roca, Tomeu Vich y Lorenzo Verger. Han pasado casi tres décadas de una imagen que es historia del fútbol balear.