España ganó la Eurocopa en un estadio que en nuestro país hubiera sido derribado al no superar el tamiz de la memoria histórica por su pasado nazi. Y lo ha hecho con un entrenador ninguneado por el único motivo de haber sido fichado por Luis Rubiales y haberle aplaudido en aquella memorable asamblea de la Federación. Y lo ha conseguido a pesar de tener a Morata como delantero centro titular. Y sin presidente en la Federación. Y teniendo que aguantar las estupideces de exministras hablando de goles racializados, como si fuera el color de su piel lo único destacable. La selección española ha sido la mejor del torneo, sin lugar a dudas. Ha ganado todos los partidos y ha superado los pocos malos momentos que ha tenido durante un campeonato con un nivel muy bajo.
Los de Luis de la Fuente han ganado con el empuje y la calidad de dos chavales sin prejuicios, sin vergüenza (y seguramente un poco sinvergüenzas) más preocupados por grabar vídeos de Tik Tok que de geopolítica mundial. Ambos están ya para jugar en un equipo grande, por lo que teniendo en cuenta que Nico Williams ya lo hace en el Athletic, es el momento de que Lamine Yamal huya del Barça y se aleje de los Laporta y compañía. El dúo se ha erigido en protagonista de un campeonato que no tiene más nombres propios que destacar, por mucho que se elija a Rodri como el mejor de la Eurocopa. Las principales figuras han llegado con el depósito vacío y las consecuencias son más que evidentes.
Los que no han faltado a la cita han sido el jefe del gobierno y el jefe del estado, acompañado de su hija pequeña, y que en un gesto que les honra han compartido avión para ahorrar gastos superfluos y dar ejemplo al populacho. Ja ja ja.