Hasta 15 jugadoras de la selección española de fútbol, entre las que se encuentran las mallorquinas Mariona Caldentey y Patri Guijarro, han decidido renunciar a la selección mientras Jorge Vila siga como entrenador, pero su negativa a representar al combinado nacional puede tener efectos en sus carreras. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha asegurado a través de un comunicado que no buscará medidas de presión con el núcleo duro de un equipo que ya había dejado constancia de su falta de sintonía con el responsable técnico del equipo, que aseguró días atrás que no tenía intención de dimitir.
No acudir a una llamada de la selección es calificado como una infracción muy grave y puede acarrear sanciones de entre dos y cinco años de inhabilitación, lo que impediría a las afectadas a jugar con sus equipos durante el tiempo que durara el castigo. En cualquier caso, este extremo se produciría si la RFEF convoca a una jugadora y si niega a acudir a la llamada, una situación que parece que la Federación no forzaría la convocatoria si la futbolista ha renunciado como es el caso. Sin duda, el pulso de las futbolistas tiene su riesgo, ya que se exponen a tener que dejar los terrenos de juego si las convocan y no responden. Por ahora su renuncia les dejaría por voluntad propia fuera del próximo Mundial.
Mapi León y Aitana Bonmatí lideran la lista de 15 jugadoras que han comunicado su renuncia ante el organismo que preside Luis Rubiales. Entre las futbolistas que han informado de su decisión se encuentran las mallorquinas Mariona Caldentey y Patri Guijarro entre las representantes del Fútbol Club Barcelona, que son mayoría entre otros cinco clubes. Sin embargo, cabe destacar que otros pesos pesados del combinado nacional como Irenes Paredes, Jeni Hermoso o la mejor jugadora del mundo, Alexia Putellas, no han remitido el correo electrónico con su renuncia.