La futbolista Kheira Hamraoui, víctima de una paliza en noviembre de 2021 supuestamente orquestada por su entonces colega del PSG Aminata Diallo por rivalidad deportiva, dijo confiar en la Justicia para que se limpie su honor. Hamraoui -actualmente apartada del PSG y de la selección- escogió una larga carta en las redes sociales para expresarse después de que Diallo -sin club desde junio- pasase una primera noche en prisión incriminada por los cargos de «violencia agravada» y «asociación de malhechores».
Acusan a la jugadora de haber contratado a un grupo de 4 hombres -también inculpados- para dar una paliza a Hamraoui, a la que causaron lesiones en las piernas, y lograr así «poder ocupar su puesto» en los próximos partidos. Las dos peleaban tanto en el PSG como en la selección de Francia por un lugar en el once como centrocampistas. «Hoy confío en la Justicia para que salga la verdad y que se limpie mi honor. Estoy impaciente para que mi nombre esté solo asociado a las páginas deportivas y no a los artículos judiciales», declaró Hamraoui, de 32 años.
La excentrocampista del Barcelona alude a lo que considera un «linchamiento mediático» por el que pasó de víctima a culpable. En un primer momento, a mediados de noviembre de 2021, Diallo fue sospechosa y la llegaron a interrogar durante 40 horas, pero salió libre sin cargos. Entonces, parte de la opinión pública y el vestuario del PSG se posicionó a favor de Diallo, a la que se vio una víctima de acusaciones falsas, y contra Hamraoui, de la que se descubrió durante la investigación policial que tuvo una relación extra matrimonial con la leyenda del Barça Éric Abidal. «Tampoco soy culpable de que se instalase un ruido mediático de una tremenda violencia que nos ha dejado noqueados, tanto a mí como a mis allegados», denunció.
Hamraoui evocó la noche del 4 de noviembre de 2021, cuando regresaba a casa después de una cena con el equipo en las afueras de París. El vehículo, conducido precisamente por Diallo, fue inmovilizado por un grupo de agresores, que sacaron a Hamraoui y la golpearon con una barra de hierro en las piernas, mientras la increpaban preguntándole si le gustaba acostarse con hombres casados. «Esa triste noche pensé que iba a morir (...) Esa noche su objetivo era claro: inutilizar, con una violencia extrema, mi herramienta de trabajo, que son mis piernas, y acabar con mi carrera».