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Sexo, venganza y brujería: los sórdidos asuntos del fútbol francés

Imagen del jugador del PSG Kylian Mbappé, al que presuntamente Paul Pogba habría querido echar un mal de ojo mediante brujería en un nuevo escándalo del fútbol francés. | Efe

| París |

La posible extorsión a la estrella Paul Pogba que investiga la policía francesa y en el que estaría implicado su hermano Mathias engorda la lista de sórdidos asuntos del fútbol galo, como la misteriosa paliza a la futbolista Kheira Hamraoui o el chantaje sexual a Mathieu Valbuena que terminó con Karim Benzema condenado. En un mundo que mueve millones de euros y sobre el que orbitan dudosas compañías interesadas en sacar tajada, los futbolistas de élite son, por su visibilidad, una diana perfecta, no solo para los asaltos o robos convencionales (como los ocurridos en las viviendas de varios jugadores del Paris Saint-Germain), sino para chantajes, extorsiones y venganzas.

Nada hacía presagiar que dos jugadores de la selección francesa con buena relación, que cantaban La Marsellesa juntos y abrazados, terminarían en los tribunales. En octubre de 2015, en plena concentración de Les Bleus, Valbuena se presentó en la comisaría de Versalles para denunciar un chantaje por una cinta de contenido sexual de su propiedad que tenía almacenada en su móvil. En este desagradable asunto, resultó implicado Benzema, por su relación con los chantajistas, unos aspirantes a delincuentes de poca monta. Seis años más tarde, los jueces consideraron que hubo «implicación personal» del delantero del Real Madrid en el chantaje al entonces jugador del Lyon.

Una llamada telefónica entre Benzema y su amigo de la infancia, Karim Zenati -a la postre también condenado-, lo atestiguan. «KB9» fue condenado a un año de cárcel, aunque exento de cumplimiento por no tener antecedentes penales. El jugador merengue desistió además de recurrir la sentencia, agotado por un proceso en el que se consideró una víctima.

Si Valbuena no levantó cabeza desde aquel episodio -no jugó más en la selección francesa, tuvo problemas conyugales y vagó por las ligas rusa, turca y griega-, Benzema también cumplió su particular penitencia deportiva. Apartado por Didier Deschamps desde ese octubre de 2015, solo regresó a la selección en mayo de 2021, cinco años y medio más tarde, después de reconciliarse con Deschamps. Durante ese período se perdió la Eurocopa de 2016 -Francia fue subcampeona en casa- y, sobre todo, el mundial de Rusia de 2018, que terminó con los galos como campeones.

Otro turbulento y mediático episodio sucedió en el emergente fútbol femenino francés. Una noche de noviembre pasado, cuando regresaban de cenar con su equipo, Kheira Hamraoui iba en el coche con su compañera del PSG y de la selección francesa Aminata Diallo cuando fueron asaltadas por dos encapuchados. El objetivo era amedrentar a Hamraoui. Uno de ellos golpeó con una barra de hierro las piernas de la centrocampista, a la que espetaron «Entonces, ¿qué pasa? ¿Nos acostamos con hombres casados?».

El asunto se conoció días más tarde cuando fue detenida provisionalmente Diallo, de la que se sospechaba su implicación. Los investigadores pensaron que la jugadora querría perjudicar a Hamraoui por motivos profesionales. Las dos ocupaban la misma posición en el centro del campo y eran competencia, sobre todo en la selección de Francia. Los medios rápidamente evocaron el truculento caso de las patinadoras estadounidense Tonya Harding y Nancy Kerrigan en 1994. Sin embargo, las investigaciones descartaron la implicación de Diallo y el vestuario del PSG se puso contra Hamraoui, lo que degeneró en tensiones y en otras peleas. El PSG no pudo reeditar el título liguero de 2021 ni volvió a la final de Champions.

Con el paso de las semanas, la historia se fue enredando más. Los investigadores establecieron el vínculo entre Hamraoui y Eric Abidal, internacional francés leyenda del Barcelona y superviviente de un cáncer de hígado. Se supo que ambos mantuvieron una relación extramatrimonial, iniciada cuando Hamraoui jugaba en Can Barca, entre 2018 y 2021. Las miradas se dirigieron entonces hacia la mujer del exfutbolista, Hayet Abidal, quien aseguró no tener nada que ver con el asunto y aprovechó para pedir el divorcio a Abidal, con el que tiene cinco hijos. Nueve meses después, el caso sigue abierto.

Cuando Deschamps parecía que había calmado las aguas de la actual campeona del mundo -bastante turbulentas tras la precoz eliminación ante Suiza en la Eurocopa de 2021-, uno de sus pilares se ve manchado por otro turbio asunto. Este fin de semana, Mathias Pogba, de 32 años, anunció «revelaciones explosivas» sobre su hermano pequeño, Paul, de 29. El centrocampista de la Juventus de Turín respondió con un comunicado, difundido por sus abogados, anunciando que las policías francesa e italiana investigan una extorsión.

Rápidamente, la radio pública France Info publicó detalles de la investigación que está en marcha desde hace unas semanas. Personas del círculo íntimo de Paul le habrían exigido 13 millones de euros, tres de ellos de entrega inmediata, durante una encerrona en un apartamento con varios hombres armados que supuestamente ocurrió en marzo pasado. El centrocampista habría entregado 100.000 euros y firmado un documento en el que se comprometía a pagar el resto. Su hermano Mathias figuraría entre los chantajistas.

Mathias, un discreto futbolista que llegó a militar en la cantera del Celta de Vigo, hizo una sorprendente alegación que podría tener impacto en la selección francesa. Paul, cuya familia es originaria de Guinea Conakry, habría contratado a un hechicero africano para echar un mal de ojo a Kylian Mbappé. Según Mathias, tiene pruebas tangibles de ello.

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