Más líos en el fútbol balear. El presidente del Margaritense Atlético, Pep de la Cruz, ha denunciado ante la Guardia Civil de la localidad al colegiado Castilla Fernández por supuesta agresión y usurpación de identidad por parte de su pareja, que acudió al campo manifestando que era agente de la Guardia Civil, según el club, aspecto que se pone en duda.
Los hechos tuvieron lugar al término del partido disputado el pasado domingo en Santa Margalida y no son fáciles de desgranar. El colegiado inicialmente pidió que su pareja entrara con él a la zona de vestuarios indicando que era agente de la Benemérita, hecho que pone en duda el club. Al final del encuentro se generó una situación deportiva difícil al señalar un penalti a favor del Santa Mónica en el último minuto. Según el Margaritense, el presidente bajó a vestuarios para alumbrar la zona con la linterna de su móvil ya que había poca iluminación.
El colegiado por su parte defiende que el presidente lo que hacía era «grabar a mi asistente número 1, el más cercano a él siendo este asistente menor de edad y en general al trío arbitral», según refleja el acta a que ha tenido acceso este periódico. Posteriormente ya en los vestuarios, el Margaritense indica que el colegiado encerró al presidente en el vestuario gritándole que se identificara e indicándole que su pareja era Guardia Civil y que debía identificarse «por las buenas o por las malas», según el club local. En este momento el presidente no podía identificarse porque su DNI se encontraba en el vehículo de su propiedad.
En este escenario la tensión aumentó y el presidente indicó que trató de abandonar el vestuario y que al hacerlo recibió un golpe por la espalda del árbitro provocándole una contractura y dolor localizado en la zona de la nuca por lo que fue necesario llevar un «collarín» dos días. La denuncia presentada es por agresión y usurpación de funciones públicas en el caso de su pareja, supuestamente miembro de la fuerza pública. Entiende el club que existió abuso de poder por parte del colegiado. El árbitro defiende todo lo contrario y en el acta indica que el presidente se «negó en rotundo» a identificarse y ya dentro del vestuario al no saber quién era se le trata «como un aficionado». «Cierra la puerta del vestuario y apaga la luz para que de esa manera no tuviésemos visión y pudierse agredirnos en cualquier momento, ya que el estado de esa persona era agresiva», según el acta redactada por el colegiado.
Alejandro Castilla añade que paró el puñetazo con su antebrazo y que «nunca se dio» la situación de que fuera el trío arbitral el que agrediera a Pep de la Cruz. Competición ha abierto expediente, analizado el acta y la denuncia del club. Por su parte la denuncia ante la Guardia Civil sigue su curso.
El apunte
En manos de Competición
El Comité de Competición estudia los hechos y abre expediente informativo. Previsiblemente convocará a las partes implicadas para que den su versión.