La Penya Deportiva Santa Eulàlia quedó apeada del sueño del ascenso a Segunda A este jueves, el mismo día en que se desvanecieron las esperanzas del Atlético Baleares, aunque las sensaciones de los pitiusos al terminar el duelo en un escenario de lujo como es La Rosaleda fueron muy diferentes a las de los balearicos, que a pocos minutos del final encajaron un gol que los mandó para casa en un partido gris y sin profundidad.
El peso de la responsabilidad y el debe con la historia jugó otra nueva mala pasada a los palmesanos, y ya van unas cuantas en los tiempos recientes. Por su parte, los de Santa Eulàlia del Riu jugaron mucho tiempo con diez hombres frente a un todo poderoso de la categoría de bronce del fútbol español como es el Castellón, e incluso en la recta final se quedaron con nueve a raíz de un lance discutible. Y en la prórroga, cuando todo indicaba que el cruce se resolvería desde los once metros, llegó un tanto que echaba por tierra las esperanzas de la Penya.
Hay quien ve en las decisiones arbitrales un lastre impropio, que se antojó imposible de superar para los de Raúl Casañ, que jugaron con desparpajo y descaro, aunque el técnico descartó en la sala de prensa quejarse por la actuación del colegiado, y en cambio elogió el trabajo y la ambición de los suyos.
Pese al varapalo, los ibicencos salieron del campo con la cabeza bien alta, e incluso celebraron en el vestuario el papel jugado en este playoff exprés en el que, a diferencia del resto de conjuntos baleares, sí han conocido la victoria.
Un vestuario, por cierto, que dejaron impoluto, tal y como lo habían encontrado. Estas son las imágenes que aparecieron en las redes sociales justo después del partido.
Este viernes por la mañana la expedición de la Penya ha puesto rumbo de regreso a Baleares, poniendo punto final a la temporada más atípica, una temporada en la que se quedaron a solo un paso del sueño de la Segunda División.