Los nacidos antes del siglo XXI recordarán que era habitual ver en las alineaciones de los ochenta y los noventa a Ablanedo I y Ablanedo II en el Sporting de Gijón o a Rojo I y Rojo II en el Athletic Club. Han sido muchos los casos de hermanos que han jugado juntos en la élite como los De Boer en Barcelona, los Schelotto en Boca o los Dos Santos en Villarreal, en la ficción como los gemelos Derrick del Hotdog en la serie Campeones y también en el fútbol regional, pero en pocas ocasiones han coincidido tres como sucede en el Murense.
Son los Noceras Porquer, es decir, Martí, Biel y Pere, que viven una temporada muy especial compartiendo vestuario en el equipo de su pueblo. Martí por la izquierda, Pere por el centro y Biel por la derecha dan forma a una línea de mediapuntas muy familiar, aunque tanto el primero como el último pueden actuar como laterales. Volvieron a compartir titularidad este fin de semana dando forma a un caso único en Tercera y que eleva el carácter familiar de un club que puede presumir de disfrutar de un gran ambiente en sus partidos en casa.
Especial
«Es algo muy bonito», remarca Martí, el mayor, que a sus 32 años vuelve a sonreír jugando a fútbol a después de haber pasado por la cara amarga de una grave lesión de rodilla y una trayectoria semiprofesional en el Mallorca, Sporting Mahonés, Binissalem y Poblense. Dejó el Murense en edad cadete para enrolarse en Son Bibiloni y tenía claro que quería volver al club de su pueblo tras su trayectoria semiprofesional. Ahora se ha reencontrado con sus hermanos y multitud de amigos para disfrutar de uno de esos regalos que le ha deparado este deporte.
Sus hermanos destacan su pierna izquierda y su saber estar. «No sabía lo mucho le da a un equipo hasta que estás con él dentro del campo», dicen. Se ponen de acuerdo para señalar que Biel es un pulmón que no para de sacrificarse por el equipo, mientras que el propio Biel y Martí coinciden en apuntar a Pere, el menor, como el que tiene más calidad y técnica posee.
Esencia
Su buena sintonía y el grupo de gente de Muro que integra el vestuario es uno de los puntos fuertes de uno de los recién ascendidos. Ellos encarnan el ADN del Murense, donde también jugó su padre en Tercera.
Precisamente para sus padres también es un motivo de orgullo ver a los tres juntos. «Ahora ya no tienen que andar de arriba para abajo para acompañarnos», coinciden en señalar entre risas. El fútbol está muy presente en las sobremesas en casa, donde los libros siempre estuvieron tan presentes como la pelota. No en vano Martí es maestro, Biel es licenciado en INEF y Pere es fisioterapeuta. Por ahora los pocos conflictos que han podido surgir en el campo no han trascendido del terreno de juego. El fútbol les ha brindado una oportunidad que quieren exprimir con una sonrisa.