El español Jaume Antoni Munar Clar cayó este sábado en la final de Roland Garros júnior ante el ruso Andrey Rublev por 6-2, 7-5 en una hora y 37 minutos.
El jugador mallorquín, séptimo cabeza de serie, se había convertido en el primer español en alcanzar la final del Grand Slam de tierra batida desde que en 2001 ganara el torneo Carlos Cuadrado.
Pese a la derrota, el jugador de Santanyi aseguró que estaba muy satisfecho con el torneo que ha efectuado y señaló que esta experiencia podrá servirle para el futuro.
«Desde hace unos meses voy aumentando mi confianza, jugando mejor, sacando mi mejor tenis de los últimos años. Esto es un salto más, la próxima vez igual no caigo en la misma trampa de empezar un poco fuera del partido. Tengo que conseguir que la próxima no te pase otra vez», afirmó el mallorquín.
Munar Clar, de 17 años, cayó en la final al igual que tenistas que, tras quedarse a un paso de ganar el Grand Slam de tierra batida en categoría júnior, lograron luego un gran palmarés.
Es el caso de Tommy Robredo, finalista en 2000, o Juan Carlos Ferrero, que tras haber perdido la de 1998 ganó el torneo en 2003, mientras que Albert Costa perdió la final júnior en 1993 y se hizo con la Copa de los Mosqueteros en 2002.
Sin embargo, otros tenistas españoles que se hicieron con el trofeo júnior no tuvieron luego una carrera de gran éxito, como el propio Cuadrado en 2001, Alberto Martín en 1996, Jacobo Díaz en 1994 o Roberto Carretero en 1993.
Caso excepcional fue el sueco Mats Wilander, vencedor en 1981 en júnior y que posteriormente alzó la Copa de los Mosqueteros en 1982, 1985 y 1988, además de haber disputado las finales de 1983 y 1987.
Tras haber disputado la final de París, Munar Clar espera poder dar el salto a profesionales, comenzando con los torneos «futures», donde considera que el nivel es más alto.
Una opinión que también comparte el número uno del mundo, Rafael Nadal, uno de sus mentores en el circuito junto con Carlos Moyá.
Nadal indicó que es importante que Munar Clar confronte su raqueta contra los mejores, para lo que debe comenzar a disputar torneos profesionales.
«Jugar en profesionales es más duro, sacan más provecho de sus golpes y de su competición. Sería importante dar el salto a torneos grandes y 'futures', aunque no rechazo disputar algún otro Grand Slam», aseguró.
Por el momento, Munar Clar compatibiliza su carrera profesional, asentada en el Centro de Alto Rendimiento de Saint Cugat, en Barcelona, con los estudios de bachillerato científico, donde asegura sacar buenas notas.
«En mi casa están muy encima con este tema, así que sé que hasta que no acabe los estudios tendré que seguir. Luego, cuando cumpla los 18, ya veremos», afirmó el tenista, que se defiende muy bien en inglés a las preguntas de la prensa de todo el mundo y que muestra un visible aparato dental cuando sonríe.
Munar Clar es un nuevo representante de la pujanza del tenis balear, que el joven tenista, muy aficionado al fútbol, deporte que practicó durante años antes de decantarse por la raqueta, atribuye a las buenas instalaciones que hay en la isla, quizá fruto de los éxitos cosechados primero por Moyá y más tarde por Nadal.
«Pero lo de Nadal es irrepetible», advierte cuando los periodistas le acechan a preguntas sobre el tenista de referencia sobre la tierra batida.
Aunque se define más como un jugador de pista dura, asegura que en tierra batida su juego ha mejorado mucho en los últimos meses.
A su rival de hoy, un tenista muy directo, le venció en Valencia hace unas semanas.
Munar Clar no dice mirarse en el espejo de ninguno de los grandes del circuito. «Me fijo en lo mejor de cada uno», señala.
En el cuadro femenino, la rusa Darya Kasatkina se proclamó campeona júnior al derrotar a la final a la favorita, la serbia Ivana Jorovic por 6-7(5), 6-2, 6-3.