La mallorquina Melanie Costa entró ayer en la leyenda del deporte balear. La nadadora isleña se proclamó en Estambul campeona del mundo de piscina corta en los 400 metros libres, endulzando la participación española en la cita, tras la medalla de bronce conquistada por Duane da Rocha en los 200 espalda.
Costa y Da Rocha pusieron a España en el mapa. Tras dos días en los que el podio no aparecía en el horizonte -amigdalitis de Rafa Muñoz incluida- la delegación española se ubicó décima en el medallero tras sus dos primeras preseas. Como ocurriese en Londres... otra vez las chicas reclaman los focos.
Melanie Costa, de 23 años, fue la gran protagonista con un título mundial cargado de emoción, no apto para cardíacos. La nadadora calvianera fue toda la prueba en la tercera posición, pero su gran final le sirvió para tocar la gloria en los últimos 25 metros. Una brazada, dos centésimas, ése fue el precio del oro. Costa, que conocía el sabor de una presea europea, se ha estrenado este viernes en un Mundial. La nadadora del CN La Salle rebasó a la estadounidense Chloe Sutton, medalla de plata, y a la neozelandesa Lauren Boyle, bronce, en una recta final de película. Su buen final le sirvió para tocar el cielo de Estambul y firmar su primera gran título.
Abrazos
En esta misma prueba, la barcelonesa Erika Villaécija -quién está adaptándose a la larga distancia- acabó octava, muy lejos de las mejores. Ella fue la primera que abrazó a Melanie Costa nada más salir de la piscina. Erika, que siempre destacó en el 800, aún tiene balas en la recámara.
Y antes del oro de Costa fue el turno de Duane da Rocha, que abrió la lata con un bronce muy trabajado. La malagueña no falló en su prueba fetiche, el doble hectómetro de espalda. La nadadora de origen brasileño sólo fue superada por la ucraniana Daryna Zevina y la estadounidense Bonie Bran, respectivamente