En la redacción de Ultima Hora nos gustan los retos. Hace menos de un mes Fernando Fernández se subió a la bici y se hizo la 'Trencagarrons'. Ayer quien suscribe se plantó en la línea de salida de la TUI Maratón para vivir en primera persona que siente un corredor de esta disciplina. Por delante 42 kilómetros y 195 metros. Así fue.
Salida
Tal vez pequé de prudente, pero preferí salir muy despacio. Objetivo: no superar nunca las 170 pulsaciones. Me acomodo en el vagón de cola (de hecho llego con el tiempo justo a la salida. No encontraba el chip).
Km.5
He encontrado el ritmo adecuado, me topo de frente con el corredor que ha sufrido un paro cardíaco. Estoy en una carrera, pero ante todo quiero saber qué sucede. No se puede hacer nada. Fallece.
Km.14
Empieza a llover y no para de hacerlo hasta el 32. Un suplicio. Pero sigo bien. No perdono ningún avituallamiento y me tomo el primer gel de proteinas. Esto marcha.
Km.22
La mitad de la carrera. Sigue lloviendo y sigo sin aumentar el ritmo. Sin embargo, ya hace tiempo que nadie me adelanta. Soy yo quien gana posiciones. De momento no he caminado ni un metro, sólo paradas para ir a los baños instalados en el recorrido.
Km. 38
Debería aparecer aquí el temido 'muro', pero no hay señales de él. He dosificado mucho. Abro otro gel y voy por el cuarto plátano. Veo claro que llegaré.
Km. 42
Los últimos kilómetros los hago a un mayor ritmo. No estoy agotado, al contrario, me noto fresco incluso, pero estoy harto de correr. Quiero llegar. Diviso la meta. Iba con una mentalidad clara: No importa ganar, no importa llegar, importa saber llegar.
Preparación
Correr un Maratón no es una decisión que se improvise. En diez meses he acumulado 1.890 Km de rodajes para preparar las piernas y el corazón. La prueba de esfuerzo en la Miramar con dos grandes profesionales como Joan Roig y Juanan Martorell ha sido también fundamental. Hoy después de mucho tiempo, creo que no iré a correr.