Aunque Mallorca no cuenta con playas de arena rosa natural como las icónicas costas de Grecia, Indonesia o Cerdeña, la isla balear ofrece un fenómeno visual que ha comenzado a llamar la atención de turistas y locales: ciertas calas presentan tonalidades rojizas o rosadas en su arena, especialmente bajo determinadas condiciones de luz.
Playas como Cala Torta, Cala Agulla y Cala Varques, situadas en la costa noreste y este de la isla respectivamente, son dos de los enclaves donde este curioso efecto puede apreciarse. Aunque la arena no es realmente rosa, la combinación de sedimentos marinos, minerales específicos y la forma en que la luz solar incide sobre el paisaje genera una apariencia teñida de tonos cálidos que recuerda a las famosas pink beaches del Mediterráneo oriental.
Este fenómeno, que suele producirse durante las horas de mayor exposición solar o al atardecer, no es permanente ni uniforme, pero sí lo suficientemente llamativo como para motivar fotografías y publicaciones en redes sociales bajo etiquetas como #PinkBeachMallorca.
Expertos en geología costera señalan que este efecto no se debe a coral triturado, como ocurre en playas de arena rosa natural, sino a la composición de los granos de arena y a los residuos orgánicos marinos arrastrados por las mareas.
Si bien no se trata de un fenómeno único en el mundo, añade un atractivo más a la ya extensa oferta de paisajes costeros que Mallorca pone a disposición de quienes la visitan. Para quienes sueñan con una playa «de color rosa», estas calas ofrecen una versión local y naturalmente espectacular de ese deseo.
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