En numerosos productos gastronómicos nos hemos acostumbrado a la industrialización, pero la producción artesanal sigue sumando un plus en cuanto a calidad, originalidad, sabor y disfrute. En pleno verano y con las temperaturas al alza, lo que apetece es recorrer Palma en busca del mejor helado artesano. Para facilitar este empeño, la marca de promoción turística Passion for Palma de Mallorca ha elaborado una refrescante ruta por los santuarios del helado artesano de Ciutat.
En el recorrido que propone encontramos cinco hitos donde detenerse a saborear el mejor helado de Palma, unos clásicos, otros más novedosos. En ellos encontraremos el helado de cucurucho, tarrina, en copa o batido, en su formato más tradicional o con toppings, siropes, fruta, cremas o frutos secos. Algunos, incluso, galardonados en concursos internacionales. Palma puede presumir de contar con una arraigada tradición heladera, con establecimientos en los que conviven los sabores de toda la vida con novedosas creaciones a base de productos locales, como el trempó, las almendras, los higos o la ensaimada.
Estos son los cinco mejores locales de Palma donde tomar helado artesano:
■ Can Joan de s'Aigo: es el establecimiento de este tipo más antiguo de la ciudad, ya que fue fundado en el año 1700 y hoy en día tiene tres sucursales. Sillas y lámparas clásicas con mesas de mármol para disfrutar de helados legendarios, como el de avellana o el de fresa, pero sobre todo el de almendra, que pueden acompañarse con gató, quartos, ensaimada y pastas caseras. En la actualidad continúa elaborándose de la misma forma que hace 300 años.
■ Gelats Paco: no es tan secular como la anterior, pero también atesora un buen rato de tradición, ya que lleva setenta años deleitando a los paladares de palmesanos y visitantes, desde 1950, cuando fue fundada por el matrimonio alicantino formado por Francisco Aznar y Consuelo Domènech. Este comercio ofrece una carta con más de 50 sabores, algunos tan originales como el de natillas con ensaimada o el de queso fresco con naranja, y pueden acompañarse con dulces típicos mallorquines como quartos, magdalenas y coca de la padrina (de naranja). Otros gustos han llegado a su oferta a través de sus viajes, como el de manzana verde, incorporado después de visitar Francia; el de tarta inglesa o el de tarta Sacher, tras su ruta por Austria.
■ Can Miquel: más de cuarenta años avalan el recorrido de esta heladería nacida en 1979 que se caracterizó por aunar tienda y fábrica en el mismo lugar. Un concepto que brinda la sensación de encontrarse en un entorno 100 % familiar degustando un producto natural recién elaborado. Helados preparados con leche fresca de granja y frutas locales, como los higos chumbos o los de variedad cuello de dama. La paleta de sabores de Can Miquel abarca exclusivas variedades que van desde la menta, el romero o la albahaca infusionadas hasta el caqui, la granada, la rosa de Alejandría o sus infinitas variedades de chocolate (a la pimienta, jamaicano o con parmesano). Más de 100 sabores entre los que destacan originales propuestas como el helado de trempó, el de crema de gambas de Sóller, olivas partidas, salmón ahumado, esclata-sangs (níscalos) o queso mahonés, que ponen en valor el sabor de los productos autóctonos.
■ Rivareno: es una heladería de esencia italiana que se hace llamar ‘El laboratorio del gelato italiano' y tiene como principal objetivo conseguir experiencias sensoriales para sus clientes. Elaboran sus helados con un porcentaje superior al 55 % en frutas, con una gran cremosidad e intensidad. Una explosión de sabor que llega en variedades como la panna cota, coco con virutas de dulce y fresco coco de Sri Lanka, azafrán con sésamo o la especialidad de la casa, el Cremino Rivareno, que une chocolate blanco, avellana y nata intercalando capas de crema de gianduia (pasta de chocolate con avellanas).
■ Iceberg: Palma cuenta con varios locales de esta cadena de heladerías que elabora helados naturales con leche y cremas frescas procedentes de ‘vacas felices' y frutas maduradas al sol. Su máxima en la preparación de los productos es la excelencia. De hecho, ha sido galardonada en importantes certámenes heladeros y concursos nacionales, como el Gelato World Tour del año 2014 en el que quedó en cuarto lugar como ‘Mejor Helado del Mundo' con su ‘Sorbete de naranjas de Sóller, hierbabuena y cardamomo'. Una variedad que impactó al jurado por su originalidad y su sabor. Además, su maestro heladero, Carlos Enríquez, figura en el ránking mundial de heladeros artesanos y ocupó la plaza 47 a nivel mundial y a nivel nacional la número dos.