El Kundalini Yoga, que también se conoce como el yoga de la conciencia y es, quizás, una de las formas de yoga menos populares actualmente debido a que no suele enseñarse en los gimnasios sólo en estudios especializados en ese práctica. Es cierto que también es la forma más extraña de practicar yoga. Me gusta comenzar mis clases siempre preguntando si hay nuevos alumnos y, si los hay, suelo hacer la broma de que estén abiertos a lo inesperado y a lo raro.
Nada de lo que practicamos en una clase de Kundalini Yoga se parece a una secuencia que sea familiar o conocida. De hecho tiene miles de sets, que se conocen como Kriyas, miles de meditaciones y cientos de Pranayamas o ejercicios de respiración. Difícilmente una clase será parecida a la otra y los ejercicios no serán nada familiares o, incluso, carecerán de lógica. Y es aquí donde radica el poder más transformador del Kundalini Yoga.
Teniendo antecedentes como psicoterapeuta y doctora en Letras, mi obsesión ha sido siempre buscar las formas que nos permitan acceder a la mente inconsciente y romper patrones, que nos mantienen limitados o presos en la jaula de nuestras propias creencias. Son realmente peligrosas la convicciones y las creencias, ya que nos limitan a una experiencia vital de nosotros mismos que nos priva de infinitas posibilidades de explorarnos interiormente y, por lo tanto, hacer de la vida misma el viaje más interesante y apasionante que podemos hacer.
Volviendo a la práctica del Kundalini Yoga, debo decir que me fascina, entre muchas cosas porque me parece la forma más rápida y eficaz de acceder a la mente inconsciente e iniciar así un proceso real de transformación. Nos permita alcanzar, óptimamente, lo que la propia palabra yoga significa: reencuentro, reunión o ligar.
¿Ligar y reencontrarnos con qué? Con la verdad de quienes somos más allá de las infinitas falsas creencias que tenemos de nosotros mismos.
¿Por qué en el Kundalini Yoga no hay niveles?
Una vez dicho esto y aclarado uno de los principales objetivos del Kundalini Yoga, puedo explicar mejor porque es imposible que haya niveles en esta práctica o forma de Yoga.
¿Quién puede medir la relación que tienes contigo misma? ¿Quién puede decirte si eres avanzado, principiante o intermedio en la capacidad que tienes de sumergirte en ti y liberar patrones inconscientes? No hay manera de medir el nivel de la práctica más que en la propia experiencia interior y sumamente personal. De hecho la única manera de saber si la práctica está funcionando es qué tanto estás viviendo una vida más plena, entretenida, productiva, alegre, creativa y abundante.
La energía Kundalini es intrínseca a todos nosotros, es similar a la energía sexual o a la energía creativa. Es tu fuerza vital, tu capacidad de sentirte apasionado por la vida. La práctica de Kundalini Yoga, debe darte un brillo en los ojos que es inefable. Un brillo y una pasión por vivir que las personas que te rodean comienzan a percibirlo de manera sutil y a veces inefable.
No hay niveles en Kundalini Yoga pero si la promesa de que esta práctica te permitirá hacer de tu vida una aventura digna de vivir con toda pasión, alegría, éxito y servicio.